Pedro J. Ramírez, director y fundador de El Español.

Pedro J. Ramírez contra Casals: el último episodio de una vieja guerra

| 5 MAYO 2017 | ACTUALIZADO: 5 MAYO 2017 10:56

Desde que el pasado 19 de abril el juez Velasco mandara investigar a Mauricio Casals por supuestas coacciones a Cristina Cifuentes, Pedro J. Ramírez no ha dejado de denunciar el poder del que goza el presidente de La Razón en el mundo de la política.

La implicación del ‘Príncipe de las tinieblas’, sobrenombre con el que se le conoce en el sector mediático, en el marco de la Operación Lezo ha permitido al periodista riojano reavivar un nuevo episodio dentro de la guerra de trincheras que mantienen ambos desde hace años.

El primer enfrentamiento conocido entre Mauricio Casals y Pedro J. Ramírez se remonta al año 2013. A los tiempos en los que Ramírez todavía dirigía El Mundo. El detonante fue una información publicada por el diario que señalaba al consejero de Atresmedia como confidente y emisario de Luis Bárcenas, ex tesorero del PP.

Aquella cadena de sms dejaba constancia de la labor de intermediación realizada por el propio Casals con el Partido Popular. Y, aunque la relación de nombres se cortó en esa información, el periodista siempre ha achacado su destitución al frente de El Mundo, así como su posterior salida de la empresa, a «presiones políticas y empresariales”.

En ningún momento ha dejado de sostener esa tesis. De hecho, una las primeras informaciones publicadas por El Español al poco de su creación (en 2015) fue un manuscrito de Bárcenas que situaba a Casals como su «interlocutor con Jorge Fernández y Soraya Sáenz de Santamaría».

El primer enfrentamiento conocido entre Mauricio Casals y Pedro J. Ramírez se remonta al 2013, a la publicación de una cadena de sms que relacionaban al primero con Bárcenas

Desde entonces ha seguido publicando informaciones que relacionaban al presidente de La Razón con las «sombras» del poder. Siempre de una manera más o menos recurrente. Pero nunca tan de continuo como estas últimas semanas, en las que, a raíz de la implicación y encarcelamiento de Edmundo Rodríguez Sobrino, consejero delegado del diario, ha ido revelando nuevos episodios de la Operación Lezo.

Al principio El Español reprodujo la grabación de las conversaciones entre Francisco Marhuenda, director del diario de Planeta, y Rodríguez Sobrino que desvelaban una supuesta coacción a la presidenta de la Comunidad de Madrid para que desistiera de sus denuncias contra Ignacio González. Posteriormente a esta primera filtración le han seguido, prácticamente a diario, otras muchas. Incluidas dos cartas del director dirigidas a Casals: ‘Oficio de Tinieblas’ y ‘Los batallones de Mauricio’.

En la primera, Ramírez se refería a Casals como la persona que decide las apariciones en Antena 3, La Sexta y Onda Cero. «He ahí la clave de que punzantes investigadores se vuelvan romos ante esta parte de la red de corrupción y opinadores de gatillo tan rápido con los demás, parezcan tenerlo encasquillado cuando toca hablar de este trujimán. No vaya a ser que unos y otros se queden sin cortar el cupón de las tertulias y terminen vetados como EL ESPAÑOL, que en dos años de vida no ha sido invitado ni a un solo programa de ese grupo. Por algo será», aseguraba el director de El Español en esta carta a sus lectores.

Días después, El Español dirigió una misiva a sus accionistas y suscriptores en la que denunciaba una campaña del departamento de comunicación de Atresmedia contra el medio. Según su relato, se había hecho llegar un correo a más de 90 periodistas que incluía dos artículos, uno sobre El País y otro sobre El Español, y que en este segundo se le declaraba como «ultrafeminista, homosexualista y cristófobo». Además, el mismo artículo culpaba de esta deriva a Cruz Sánchez de Lara, actual pareja de Ramírez.

Pedro J. Ramírez aprovechó la percha de estas «represalias» para solicitar a los accionistas del medio que sigan «confiando en el proyecto». Pidió a los suscriptores que renovarán su cuota y a los lectores que den el paso y se conviertan en suscriptores. Y pese a asegurar que por ahora se han «cumplido estrictamente los objetivos empresariales marcados», la carta concluía haciendo hincapié en que «nada apuntalaría tanto nuestro proyecto a medio y largo plazo como el aumento del número de suscriptores».

No es la única figura del sector preocupada en alerta acerca de esta faceta de Casals, que nada tiene que ver con su función editorial. Jesús Cacho también le dedicó su columna en Vozpópuli del pasado fin de semana. «Hombre de permanente sonrisa y mala salud de hierro, de inteligencia poco común, Casals, 68, es la pieza clave de un engranaje que solo podría funcionar en un país con un deterioro institucional tan acusado como el nuestro».

El veterano periodista atribuye a hombre fuerte de La Razón habilidades de muñidor que le hacen ser considerados «por casi todos como el más influyente lobista español de los últimos tiempos, desde luego un gran conseguidor, un verdadero “príncipe de las tinieblas” acostumbrado a operar siempre en la sombra, tras las bambalinas, en ese discreto segundo plano donde se adoptan decisiones de cuyos resultados luego presumen otros».