ProPublica, nueve años como paradigma del periodismo de investigación

| 26 ENERO 2017

Aunque sea por puro idealismo, nunca está de más recordar que en un momento dado decir periodismo era decir cuarto poder. Las horas bajas que vive actualmente el oficio han hecho caer en el olvido no sólo esta expresión, sino también al principio de interés público bajo el que se ejercía.

ProPublica surgió en 2008 (al calor de la crisis económica) como una agencia de noticias independientes y sin ánimo de lucro orientada hacia el periodismo de investigación. Nueve años después, en su página web siguen presentándose como «un equipo de periodistas de investigación dedicados a la exposición del abuso de poder» y manteniéndose como paradigma de este tipo de periodismo. Desde su estructura a su fondo.

También continúa invitando a los ciudadanos a enviar cualquier tipo de documentación de interés público de forma anónima: «si tiene pruebas que demuestran que los poderosos hacen las cosas mal, aquí puede informarnos al tiempo que protege su identidad».

El ex director de Información del Wall Street Journal, Paul Steiger, fundó Propublica con los 10 millones de dólares de donación aportados por los filántropos Herbert y Marion Sandler. Aunque a día de hoy siguen recibiendo donaciones anónimas y también se financia a través de publicidad. Tal y como detalla en su web, «estamos explorando constantemente nuevas fuentes de ingresos posibles, incluyendo la venta de datos.

Por lo general, sus reportajes suelen publicarse en alguno de los centenares de medios con los que mantienen acuerdos para darle difusión. Tan sólo dos años después de su puesta en marcha logró un premio Pulitzer gracias a un reportaje sobre la eutanasia en Nueva Orleans, pieza que le valió ser el premio nativo digital en conseguirlo. Un año más tarde, en 2011, obtuvo el segundo galardón, esta vez por una serie de reportajes sobre el enriquecimiento que habían logrado banqueros de Wall Street a costa de sus clientes. De este modo, a día de hoy su redacción está integrada por alrededor de 50 periodistas y el sueldo medio de sus becarios ronda los 2.500 dólares.

Los temas que publica en sus páginas bajo la licencia Creative Commons llegan a la agencia por diversos canales, y en todos ellos se garantiza el anonimato de la fuente. «Nuestro trabajo es mantener que las personas e instituciones sean responsables. Eso requiere pruebas. Los documentos son una parte crucial de eso. Siempre estamos en la búsqueda de ellos – en especial, ahora», asegura en su web.

Una de las formas de hacer llegar la información es enviándose directamente a los miembros de la redacción, cuyos principales datos de contacto figuran en el directorio de la agencia. También dispone de una aplicación móvil para enviar y recibir mensajes cifrados, así como llamadas telefónicas que nunca registra o mediante correo postal ordinario.

Pero el canal al servicio del ciudadano más destacado es el sistema llamado securedrop, que permite compartir información y archivos con la agencia con la máxima seguridad. «Si se usa adecuadamente, securedrop le permite comunicarse con nosotros de una manera que protege su identidad, incluso de nosotros», especifica el medio.