Flickr CC Licencia de Atribución, por Matthew Ragan

Pon a tu mente a dieta

| 22 SEPTIEMBRE 2015 | ACTUALIZADO: 22 SEPTIEMBRE 2015 8:59

Igual que se dice “eres lo que comes”, también somos lo que pensamos y lo que hacemos todos los días. Y de la misma manera que hay alimentos que nos sientan bien y otros que son muy pesados o se nos repiten, también pasa lo mismo con los pensamientos. Además, hay algunos más positivos que otros, más saludables y más nutritivos para nuestra mente. Nos alimentamos mentalmente con todo lo que vamos pensando, las películas que vemos, las conversaciones que tenemos y las actividades que realizamos. Cada vez que formamos parte de una conversación donde las personas critican, se quejan y encuentran problemas en los demás o las cosas, estamos alimentando nuestra mente de todas esas ideas, y aquellas otras ideas que solíamos tener y no seguimos cultivando, se pierden. Por eso, cara al fin de semana, prueba un menú equilibrado, una dieta mental que te ayude a sentirte mejor y ser mejor, porque seguro que es tan o más importante que cualquier operación bikini que se pueda hacer.

Alimenta pensamientos positivos. De todo lo que se piensa en el día, hay ideas más constructivas que otras. La dieta mental positiva se nutre principalmente de esos pensamientos que nos ayudan a conseguir nuestros objetivos, que están orientados a mejorar, a avanzar y crecer. Las lamentaciones del pasado, las quejas del presente o la insatisfacción por un futuro que no llega y nos impide disfrutar del presente sólo conducen a malestar, como tomarse un alimento caducado o en mal estado.

Nútrete de conversaciones enriquecedoras. Aléjate de personas y conversaciones tóxicas, de las que sólo te aportan negatividad, malestar e infelicidad. Como con la comida basura, a veces lo que nos sienta mal parece envuelto en una capa de atractivo que hace que lo consumamos. Oímos a alguien quejarse de los políticos o criticar a una persona que no nos cae bien, y en ese momento puede que tengamos ganas de entrar en la conversación, pero asegúrate de que es lo que realmente quieres y te hará feliz.

Consume actividades saludables. Somos lo que hacemos, aquello de lo que nutrimos nuestra vida va definiendo la vida que tenemos, como fotografías de una película que se va creando sobre la marcha. Párate a pensar qué película estás creando, y si las actividades a las que destinas tu tiempo, tanto de trabajo como de ocio o vida personal, se corresponden con la vida que realmente quieres. Elige tus pasos, y sé consciente de que cada vez que te alimentas de algo, te lo llevas contigo, y va configurando la persona que eres.

En general, como en cualquier dieta, come con moderación. Pensar o hacer en exceso puede llevarte a kilos de más: de problemas, de estrés y preocupaciones. Está bien probar muchas cosas y enriquecerte de todo, pero modera tus pensamientos, tus conversaciones y tus actividades, como uno se controla con la comida. Deja tiempo para reposar lo que vives y lo que piensas, y no te satures mentalmente, como cuando uno disfruta de un buen banquete y después descansa y para de comer hasta que haya hecho su digestión.