Román Cendoya: Cuando ‘luego’ quiere decir ‘nunca’

| 19 ABRIL 2017

El paso de los años nos está permitiendo analizar las conductas de los usuarios ante las oportunidades tecnológicas y nos está mostrando, como una característica determinante en el uso de internet, el hecho de que la “potencialidad” gana y condiciona a la “realidad” a la hora de la búsqueda y aumento del conocimiento. Todos asumimos, de manera automática, que todo lo que está en la red permanece y siempre va a estar a nuestra disposición. Con esta certeza, cuando entramos en la red a navegar y encontramos información útil y atractiva según nos indican su titular y sumario -en un claro ejemplo de lectura escáner- solemos pensar: “luego lo leo”.

Y seguimos buscando y navegando, y seguimos recibiendo inputs en forma de titulares y sumarios, y al final, terminado el tiempo de navegación, salimos de la sesión y nunca -salvo raras excepciones- hemos leído lo que habíamos dicho que “luego” íbamos a leer. Y luego no es esa sesión, ni la siguiente, ni mañana, ni pasado, ni nunca. Luego es nunca.

Esta pauta de conducta, repetida una y otra vez, nos obliga a analizar el motivo de la misma. Consciente o inconscientemente tenemos un tiempo determinado para navegar buscando información. Y como en nuestro subconsciente sabemos que en internet está toda la información, la buena, la mediocre, la superflua, la mala, dedicamos mucho más tiempo a buscar que a leer. Así que, cuando encontramos algo, como sabemos que no va a desaparecer y “luego” lo podemos ver, la expectativa de encontrar algo mejor o más interesante nos empuja a seguir nuestro recorrido de búsqueda y navegación. Lo habitual suele ser que abandonamos la sesión atiborrados de titulares y sumarios y que “nunca” leemos esa información que nos ha interesado.

Esta conducta responde a que la expectativa de encontrar algo mejor, o más interesante, actúa como inhibidor de la acción de detenerse y profundizar. Con la tecnología nos engañamos porque cuando tenemos la máxima facilidad de acceso al saber es cuando menos profundizamos en el mismo y debido a esa accesibilidad nos creamos una falsa imagen de mayor conocimiento.

«Lo habitual suele ser que abandonamos la sesión atiborrados de titulares y sumarios y que “nunca” leemos esa información que nos ha interesado».

El antídoto para esta conducta de no profundizar surge de la misma certeza que nos lleva a tener la conducta de “luego”. Si todo lo que está en la red “permanece”, cada vez que encuentres algo que te interese léelo. Párate. Da el oportuno clic. El hecho de que pueda haber algo más interesante no le quita interés a lo cierto que has encontrado. Todo aquello que pueda interesarte más y sea más atractivo seguirá ahí. Y podrás acceder a ello.

No puede ser que por la expectativa de encontrar algo mejor y más interesante renunciemos a la certeza de lo que ya hemos encontrado. Lo dice el refrán: “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Pues eso, no dejes para “nunca” lo que puedes informarte y aprender “ahora”. Lo demás, es una quimera. Yo ya he cambiado mi conducta en la red y he pasado del “luego”, que quería decir “nunca”, al mucho más satisfactorio “ahora, clic”.