Meta planea cobrar 10 euros al mes a quienes quieran usar Facebook e Instagram sin publicidad en la UE
Hasta 2019 Facebook mostraba en su página de inicio el lema “Es gratis y siempre lo será”, hasta que decidió reemplazarlo por “Es rápido y fácil”. Cuatro años después, ese cambio toma sentido en la medida en que su matriz Meta se prepara para cobrar 10 euros al mes en la Unión Europea por utilizar tanto esa aplicación como Instagram, a quienes prefieran que sus datos no se usen para servirles publicidad segmentada. Esa cifra se circunscribe a quienes utilicen ordenador para acceder a esos servicios y aumentaría a unos 13 euros en los dispositivos móviles para incluir las comisiones cobradas por Apple y Google.
Así lo indica The Wall Street Journal, cuyas fuentes cercanas a la operativa explican este giro radical como la base de la propuesta que en septiembre el gigante de la web social hizo llegar a los reguladores europeos para aliviar la presión sobre su negocio tradicional. Ese modelo basado en emplear datos generados por la actividad de los usuarios para mostrarles publicidad personalizada tiene un encaje cada vez más difícil en el entramado legal comunitario tras sucesivas decisiones judiciales y regulatorias.
La opción del pago se denomina internamente SNA (subscription no ads) y podría estar lista en próximos meses. Pero en principio solo para la Unión Europea, como forma de sortear la cuestión clave del consentimiento explícito por parte de los usuarios para servirles publicidad segmentada en base a su actividad online. Ningún otro mercado está planteando dificultades similares a la compañía en torno a ese aspecto y parece improbable una eventual extensión del modelo, cuyos ingresos escalan peor que los de uno basado exclusivamente en publicidad.
En todo caso, Meta ya inició en febrero su primera incursión en el ámbito de las suscripciones con el servicio de verificación de pago, inspirado directamente en X. Igual que la antigua Twitter, ha convertido una práctica anteriormente gratuita en una fuente de ingresos de cuya evolución de momento no hay detalles.
Ahora queda por ver si los reguladores europeos consideran ese movimiento como algo sustancial para mejorar la posición de la compañía en torno al cumplimiento del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y la directiva de Servicios Digitales. Especialmente en el caso del organismo irlandés correspondiente, que opera como autoridad comunitaria en la materia por acoger las sedes de este tipo de plataformas.
La compañía se aferra a que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que dejó en julio en entredicho la validez de su modelo comercial, indicó en su fallo que las plataformas podrían cobrar una “tarifa razonable” a usuarios que no quieren que se utilicen sus datos. Meta considera que eso dejó la puerta abierta a que su nueva estrategia le permita esquivar problemas regulatorios.