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El 92% de los ingresos perdidos por los periódicos australianos entre 2002 y 2018 llegaba por los clasificados

| 11 SEPTIEMBRE 2020 | ACTUALIZADO: 14 SEPTIEMBRE 2020 7:42

Un estudio elaborado en Australia por Accenture ha puesto cifras al gran negocio perdido por los medios en la transición a internet, el de los clasificados. La desaparición de ese caudal de dinero supuso para los editores locales el 92% del lucro cesante registrado entre 2002 y 2018, que los autores cuantifican en total en 1.400 millones de dólares australianos. Ese segmento fue absorbido por actores nativos digitales en los que estas publicaciones son mayoritariamente gratuitas para los usuarios y que ofrecen entornos atractivos para anunciantes.

Ese es el aspecto más llamativo de la comparación interanual, que traza un desplome general de facturación del 32%. Los otros dos conceptos clave se han bifurcado entre el papel y el digital para dibujar un escenario más complejo: si en 2002 la circulación supuso 1.300 millones de dólares australianos, en 2018 el mismo concepto se repartió entre 800 asociados al papel y 200 al digital. Y la publicidad pasó de 1.600 millones a 1.700, pero con un reparto que aún seguía dando un peso muy importante al producto impreso, con 1.200 millones sobre el total.

El estudio muestra claramente que los periódicos se han quedado atrás en un contexto de aumento de la inversión publicitaria. En 2002 se adjudicaron 3.000 de los 8.900 millones de dólares australianos (casi un 34% del total), pero en 2018 solo se quedaron con 1.900 de un total de 16.600 (poco más de un 11%). Ese descenso coincide con el surgimiento de los clasificados online, que se llevaron 1.600 millones en el último año auditado en el informe, en el que además la planificación en búsquedas pagadas igualó a la televisión y el display online ya era la tercera vía preferida.

El análisis realizado por Accenture llega en plena controversia entre el Gobierno australiano y los gigantes tecnológicosFacebook y Google se niegan a pagar a los medios según lo establecido por el borrador del código de conducta realizado por la autoridad nacional de la competencia (ACCC), que se basa en la idea de que los editores deben ver mejor recompensado el uso de sus contenidos.

En 2020 un 21% de los australianos ya utilizaban las redes sociales como fuente primaria para informarse, cinco puntos más que en 2017, aunque en general aún son mayoría los ciudadanos de ese país que prefieren medios no digitales para consumir noticias.