Flickr CC Licencia de Atribución, por Stephen Marchetti

5 frases que no debemos decir a los hijos

| 20 ENERO 2016 | ACTUALIZADO: 20 ENERO 2016 9:41

Todos recordamos alguna gran frase de aquellas lapidarias que nos dijeron nuestros padres de pequeños. Hay alguna frase positiva que puede ser que nos haya motivado el resto de la vida, pero también hay algún comentario inoportuno y desacertado que nos ha marcado negativamente al cabo de los años, como que no éramos capaces o que nos parecíamos a no sé quién. Estos días de Semana Santa en que los hijos se quedan en casa, es fácil que haya momentos especiales de la familia y también situaciones de conflicto que son más habituales cuando se convive más. Los hijos cometen errores, y es común que cuando uno es padre o madre quiera protegerle, darle consejos y ayudarle, aunque a veces no acierte en el modo de hacerlo. Lo menos adecuado es decir cosas absolutas, negativas o limitantes, en vez de enfocarse en positivo.

1. Mejor lo hago yo. Uno puede sentir que pierde el tiempo si le enseña a su hijo a poner la mesa en vez de hacerlo uno mismo en un momento, pero en realidad es la única forma de que aprendan, y su educación es normalmente más importante que la prisa. Aprender a delegar en los hijos y tener paciencia con ellos puede ser un aprendizaje útil que se extenderá después al ámbito de la empresa, ayudándonos a ser mejores líderes y a desarrollar el talento de las personas.

2. Eres igual que tu padre. Comparar a los hijos con los padres o con los tíos puede resultar gracioso porque vemos parecidos, pero decir “eres igual” en vez de “te pareces en esto” cambia mucho, porque hace que la persona se compare, imite o quiera evitar parecerse a toda costa. En la familia siempre habrá parecidos, pero también hay matices que aporta cada uno y no se pueden olvidar.

3. Siempre haces igual. Utilizar la palabra “siempre” hace que el niño se sienta incapaz de cambiar algo, como si ya formase parte de él. Si el niño ha roto algo, ha mentido o cualquier error, este tipo de comentarios no ayudan a que lo supere ni a que aprenda. Es mejor decir algo como “hasta ahora lo has hecho así” o “a partir de ahora quiero que lo hagas así”.

4. No puedes y punto. Más vale tener algún que otro argumento para decir a los hijos por qué no les dejamos hacer las cosas, porque si la obediencia se basa en la fuerza y el miedo, en vez de basarse en el respeto y la admiración, con el tiempo los hijos dejarán de obedecer, o incluso actualmente, aprovecharán para actuar mal en cuanto los padres no estén delante.

5. Pregúntale a tu madre. Es importante que los padres estén alineados y transmitan una autoridad común, pues en caso de que se incentive a un hijo a preguntar al otro, va a pensar que cada uno va por su lado y no hay un criterio claro y unificado de las cosas. Lógicamente, si el tema es muy trivial esto no afecta, y la pregunta no tiene nada de negativo.

Con todo, no hay que obsesionarse con un perfeccionismo extremo como padres, ya que será inevitable que cometamos errores. Vale la pena recordar aquella frase de la Madre Teresa de Calcuta, que decía “no te preocupes porque tus hijos no te escuchen; te observan todo el tiempo”. El ejemplo será lo que más les marque y lo que se llevarán cuando vayan creciendo, y es donde merece la pena poner más atención; en ser grandes personas y mejorar cada día nosotros mismos.