Ricardo Gómez Díez: Garzón, la reputación y lo que Warren Buffett enseña a Sánchez

UNA FRASE: el portavoz parlamentario del PSOE, Héctor Gómez, parafraseaba esta semana a Warren Buffett cuando decía que cuesta 20 años lograr una reputación y solo 5 minutos arruinarla. Y añadía: si piensas en ello, harás las cosas de manera diferente.

UN PRINCIPIO: la reputación es asimétrica. Como la información en los mercados financieros que el magnate norteamericano conoce tan bien. O la confianza y las relaciones entre las personas. Tarda en construirse y es muy fácil de destruir.

UNA METÁFORA: en el mundo del cine dicen que para que una película sea una obra maestra todos los factores (guion, fotografía, música…) han de ser excelentes. Pero basta que solo uno falle (los actores) para que fracase. El mismo film con otro protagonista cambia totalmente.

UNA PREGUNTA: la reputación es asimétrica en el tiempo y en los factores. “El bien resulta de la convergencia de múltiples causas, el mal surge cuando un solo factor decae”. ¿Son las macro-granjas el mal del campo español o lo son las declaraciones a The Guardian de Garzón?

UN OBJETIVO: el ministro dice que los españoles han de comer menos carne y que algunas granjas han de cuidar mejor a los animales y contaminar menos. La vicepresidenta Díaz añadió que había que cuidar de la coalición del gobierno.  ¿Quién cuida de la reputación del país?

UN DATO: España, según el informe anual del Real Instituto Elcano, fundamenta su reputación en el exterior en su entorno natural, la amabilidad de su gente y la calidad de sus productos. Y la marca España tiene 3 caras a nivel internacional: la cultura, el deporte y la gastronomía.

UNA LECTURA: existe una reputación por algo (alimentación de calidad) y para alguien (los extranjeros). España tiene una buena reputación en ese sentido, sin duda. Si tienes una fortaleza reputacional y los competidores la ansían, no les sirvas en bandeja un auto-ataque.

UN HECHO: toda crisis, cuando afecta a la reputación, tiene dos características comunes que se repiten, un comportamiento inadecuado y una mentira descubierta. Algo que siempre acaba provocando una pérdida de credibilidad (ya nadie escucha) y de legitimidad (ya nadie confía).

UNA DUDA: ¿qué habría hecho el ministro diferente si se lo hubiese pensado dos veces? No está claro, porque no solo se ha reafirmado, sino que ha abundado sobre ello. Lo hizo en diciembre en sus declaraciones a The Guardian. Y lo hizo hace unos días en sus declaraciones a El País.

«Toda crisis, cuando afecta a la reputación, tiene dos características comunes que se repiten, un comportamiento inadecuado y una mentira descubierta».

UNA HIPÓTESIS: en política, más aún en campaña electoral, al que se queda en medio le acaban haciendo un ‘sandwich’. Quizás a Garzón, como al PP, solo le interesaba generar una polémica -que le beneficia de momento en Castilla y León- y no su reputación ni la de España.

UNA MORALEJA: ¿qué le enseña al presidente del Gobierno esta crisis? A lo mejor lo mismo que las cartas en la campaña madrileña del pasado año: solo ayuda a los que tiran de cada lado de la cuerda. Y a lo mejor también que cuesta mucho lograr el poder y muy poco perderlo…