Frances Haugen.

La antigua empleada de Facebook que filtró documentos internos pide su regulación ante el Congreso de EEUU

| 6 OCTUBRE 2021 | ACTUALIZADO: 7 OCTUBRE 2021 9:55

En las últimas semanas The Wall Street Journal ha estado publicando documentación interna de Facebook que revela conocimiento sobre algunas externalidades negativas que refuta en público. Frances Haugen, jefa de producto en la compañía desde junio de 2019 hasta mayo de este año, se presentó recientemente como la persona que los había filtrado y completó la visión que ofrecen ante el Congreso de EEUU para pedir su regulación. Su testimonio ha dejado al descubierto los esfuerzos de Facebook por mantener a sus usuarios enganchados y atraer a los más jóvenes.

En las más de tres horas en las que se sometió a las preguntas de los miembros del subcomité de Protección del Consumidor del Senado, Haugen ofreció pistas sobre las preguntas que debían hacerse a Facebook para entender mejor su impacto. Y sus respuestas giraron siempre en torno a la idea de que la red social sabe qué tiene que hacer para que sus servicios sean más seguros para los usuarios, pero no quiere asumir el coste de tomar esas iniciativas porque resultan lesivas para el negocio.

Esa perspectiva se extiende desde la desinformación hasta la polarización, pasando por los discursos de odio o la protección de menores. Esta última cuestión era la dominante porque el detonante de este testimonio y el de la responsable de Seguridad de Facebook fue la revelación de que la compañía conocía los efectos adversos de Instagram sobre los jóvenes. Haugen amplió lo filtrado indicando que existe una métrica interna llamada Uso Problemático para cuantificar la utilización de los servicios a costa de la propia salud, algo prevalente en jóvenes. Y también apuntó que hay más menores de 13 años registrados en ellos de los que la compañía es capaz de reconocer o detectar.

Frances Haugen explicó ante los representantes públicos el contexto del material que hizo llegar a The Wall Street Journal.

Además confirmó que los estudios internos que hace Facebook han detectado que Instagram promueve contenido y cuentas que promocionan comportamientos como la anorexia, algo que sus sistemas de inteligencia artificial de momento no pueden detectar de forma suficientemente amplia. Ocurre lo mismo con los discursos de odio y también con la desinformación, a pesar de que la red social haya querido tranquilizar a sus anunciantes minimizando sobre el papel las posibilidades de aparecer cerca de ese contenido. Según Haugen, los equipos encargados de controlar ese contenido controvertido no tienen el personal suficiente para hacerlo.

Facebook no tardó demasiado en responder a estas alegaciones, indicando además que la exempleada no trabajo en ningún momento en las áreas sobre las que prestó testimonio. El mismo Mark Zuckerberg reaccionó a estas declaraciones en una nota dirigida a sus empleados en la que decía que “la mayor parte de nosotros no reconoce la imagen falsa que se está trasladando”.

Haugen formó parte del equipo de Integridad de la plataforma, cuya función era precisamente evitar usos ilegítimos de sus mecanismos internos y vigilar las externalidades negativas que pudieran provocar. Eso le dio acceso a los documentos que ha filtrado a The Wall Street Journal, que Facebook considera sacados de contexto. Su intervención volvió a contar con un consenso poco frecuente en estos tiempos entre demócratas y republicanos, que comparten la idea de que hay que regular a los gigantes tecnológicos pero no comparten necesariamente los puntos de vista sobre cómo hacerlo.