Un estudio aflora los perjuicios que causan Facebook y Google a las comunidades locales de EEUU

| 4 SEPTIEMBRE 2020 | ACTUALIZADO: 7 SEPTIEMBRE 2020 10:36

Cuando los ciudadanos de EEUU buscan en Google un establecimiento no necesariamente reciben la información más útil para tomar una decisión. Y tampoco acceden por defecto a la información más relevante de su entorno más cercano a través de Facebook. En ambos casos llegan a lo que las plataformas consideran más adecuado en función de intereses que a veces se contradicen con los suyos. Esa es la tesis que defiende Pat Garofalo, director de Políticas Estatales y Locales en American Economic Liberties Project, en un estudio que analiza el impacto de los gigantes tecnológicos en las comunidades locales.

Bajo esta perspectiva, los modelos de negocio de Facebook y Google no se basan en ofrecer la mejor información posible a sus usuarios o facilitarles vías neutrales de comunicación, sino en espiarles para obtener datos que alimenten algoritmos que los mantengan cautivos en esas plataformas y expuestos durante más tiempo a anunciantes. En esa estrategia explotan contenido que no crean, en detrimento de quienes asumen el coste de su elaboración.

Más allá de eso, el autor expone los nuevos riesgos que han incorporado estas empresas para la vida más cercana. En el caso de Google, en forma de pirateo de nombres de negocios para estafar a clientes mediante búsquedas locales o de publicidad cuyo rendimiento a menudo está sujeto al fraude. La preeminencia de su buscador a la hora de encontrar una empresa cercana se sustancia en su uso masivo alimentado por su condición de propietario de uno de los sistemas operativos básicos en móviles (Android) y la compra de la condición de motor de búsqueda predefinido en el otro (Apple). Y además apela a la estrategia creciente de Google de asomar resultados que no generan clics como respuesta a búsquedas, así como mayor espacio para anuncios y elementos de otros productos propios, lo que reduce la capacidad de los negocios locales para competir.

Y sobre Facebook el estudio repasa los problemas de difusión de desinformación, y sus eventuales consecuencias en entornos de proximidad, además de su absorción progresiva de presupuestos publicitarios que en otro tiempo hubieran ido a medios locales que sí trabajan con información veraz. Ese ciclo crea los desiertos de información local que quedan desatendidos y desprotegidos ante posibles noticias falsas que no se pueden contrastar en una publicación local.

Las soluciones que propone el autor forman parte del diagnóstico de algunos expertos y ya han entrado en el debate político que se pudo ver en la comparecencia de los consejeros delegados de Apple, Amazon, Google y Facebook ante el subcomité Antimonopolio del Congreso de EEUU. Allí también se habló de dividir o regular de forma más severa a los gigantes tecnológicos para proteger la competencia, como primer hito en un proceso de resultado incierto.