Antonio CañoAntonio Caño.

Antonio Caño: “Echo en falta en El País esa tensión que siempre ha existido con el Gobierno”

| 11 ENERO 2023

Antonio Caño (Martos, 1957) fue director de El País entre 2014 y 2018, el periódico al que le ha dedicado la mayor parte de su vida, sobre todo como reportero en Centroamérica, Asia, Oriente asiático o Estados Unidos. Vivía con su familia en Washington cuando aceptó la propuesta de Juan Luis Cebrián de mudarse a Madrid para dirigir el diario.

Uno de sus mayores propósitos al frente del diario fue cumplir con un profundo plan de digitalización, previo al modelo de suscripción de pago que más tarde se materializaría con Soledad Gallego Díaz y Pepa Bueno. Su mandato se desarrolló en un escenario marcado por las tensiones políticas en Cataluña con el procés, la fragmentación del mapa de partidos o la moción de censura a Mariano Rajoy, el episodio que marcó el final de su etapa como director.

Caño describe su trayectoria y visión profesionales en Digan la Verdad, libro de memorias editado por La Esfera de los Libros (Unidad Editorial), más cerca, según el autor, de una muestra de amor a El País que a un ajuste de cuentas al diario que le cesó por su posición editorial. El periodista es desde hace cuatro meses socio director del área de Relaciones Institucionales y Public Affairs de Estudio de Comunicación, en cuya oficina en Madrid nos atiende a DIRCOMFIDENCIAL.

En los últimos años, exdirectores de prestigiosas cabeceras como El Mundo, ABC o, en este caso, El País, han publicado un libro de memorias tras su cese. Algunos parece que impulsados por el rencor; otros, por aclarar posturas en momentos controvertidos…, ¿por qué Antonio Caño escribe este libro?

Para discutir sobre el periodismo. No hay en absoluto una voluntad revanchista porque no tengo nada en contra de nadie, ni ninguna cuenta que ajustar. Aunque mi salida de El País fue controvertida, guardo un recuerdo excelente del diario. El libro es, en el fondo, una historia de amor con El País, después de 40 años trabajando para ese medio. Lo que he pretendido al escribir el libro es discutir sobre el periodismo, aportar mi experiencia que creo que puede tener algún valor para periodistas más jóvenes y debatir sobre ello en un momento en el que la profesión está en crisis.

Admite en el libro que si volviera a nacer no está seguro de que volviera a ser periodista, ¿por qué?

Normalmente los periodistas con vocación tenemos tal amor por nuestra profesión que pensamos que no podríamos hacer otra cosa. Pero en este momento tengo mis dudas. La profesión hoy me parece menos atractiva que hace 40 o 45 años, cuando yo empecé. Su relación con la sociedad ha empeorado. La sociedad ve a los periodistas de una manera más negativa y la profesión está en un proceso de redefinición que hace difícil ver qué aporta, qué puede aportar y qué va a aportar en un futuro. De ahí vienen las dudas; y el libro está lleno de dudas. 

¿Le cambia a uno su concepción del periodismo cuando deja de pisar la calle -en su caso, como corresponsal en Washington- para instalarse en un despacho como director?

Mucho. Son cosas distintas. No quiero decir que en una posición directiva no se haga periodismo. Claro que se hace periodismo, pero mi vocación como periodista siempre ha sido el de ser reportero. No estudié Periodismo para ser director de El País, que fue un periodo transitorio. Disfruté mucho como director, guardo recuerdos excelentes, pero mi principal relación con el periodismo es el reporterismo, estar en la calle, buscando noticias y entrevistando a gente.

«El exceso de opinión ha contribuido a la polarización política»

También opina que el periodismo de autor, aquel en el que predomina la prestigiosa firma de opinión sobre el informador anónimo, es “una de las razones de la polarización política y del desprestigio de los medios de comunicación”. ¿Por qué?

Los medios han puesto más el acento en la opinión que en la noticia, en parte, por culpa de la crisis económica, porque la noticia es mucho más cara que la opinión. Tener periodistas viajando buscando noticias es más caro que pagar por artículos de opinión, que además están muy mal pagados. Esto ha hecho un exceso de periodismo de opinión y ahí, se ha confundido el papel de las columnas de opinión. En los últimos años, no solo en España, este exceso de opinión ha contribuido a la polarización política.

Antonio Caño
Antonio Caño, en la redacción de El País en 2017.

¿Cómo ve hoy a Prisa y la gestión de su presidente?

No lo sé. Honradamente, me faltan datos. No tengo información suficiente para valorar la gestión de Prisa. Ahora soy un consumidor, un lector más y no tengo información para valorar la marcha de la empresa. Sé lo que publicáis los periodistas.

«El País ha sido muy crítico con todos los gobiernos»

Bien en calidad de exdirector o de “lector”, confío en que sí pueda responder cómo ve hoy a El País.

La opinión que cada lector tiene sobre un periódico siempre es subjetiva. Yo no tengo información distinta a la de un lector. Como lector, hay cosas que me gustan, páginas y secciones que mantienen el pulso, como la información internacional, por ejemplo, y otras en las que echo en falta algo más de crítica al Gobierno.

El País ha sido muy crítico con todos los gobiernos. Lo fue con Felipe González; aunque también coincidió con él, hubo enormes tensiones en aquella época. Después lo fue extraordinariamente con Aznar y también fue muy crítico con el gobierno de Zapatero. Los políticos socialistas de esa época culpan a El País de parte de su impopularidad, lo cual no es cierto, pero revela lo crítico que era. Echo en falta en El País esa tensión que siempre ha existido con el Gobierno en las noticias políticas, esencialmente. Unos días me gustan más; otros días, menos y algunos, nada.

¿Cómo diría que ha evolucionado su línea editorial desde su cese, en 2018?

En mi cese se produjo una quiebra importante que se refleja en el libro. Nosotros, siendo yo director, apoyamos la moción de censura que se presentó contra el Gobierno de Rajoy porque creímos que por culpa de la corrupción había perdido su capacidad para dirigir el país, pero solicitamos una convocatoria de elecciones inmediata, porque entendíamos que la mayoría que surgía de la moción de censura no daba estabilidad política a España, ni coherencia con partidos independentistas, extremistas y populistas. Por eso, apoyamos la moción de censura, pero criticamos cualquier intento de crear lo que entonces se llamaba Gobierno Frankenstein [acuñado por Alfredo Pérez Rubalcaba].

Cuando fui cesado, el periódico giró y respaldó que Sánchez formara gobierno apoyado en esa mayoría que nosotros criticamos. No me parece que la mayoría del Gobierno actual responda a las exigencias de una posición socialdemócrata y progresista.

Juan Luis Cebrián, Pedro Sánchez y Antonio Caño
De izquierda a derecha: Juan Luis Cebrián, Pedro Sánchez y Antonio Caño | Foto: Gorka Lejarcegi.

“Las presiones del poder son legítimas”

Al leer el libro, uno deduce que su relación como director de El País fue más amable con Mariano Rajoy que con Pedro Sánchez, ¿no?

Pasó por distintas etapas. En la primera etapa de Pedro Sánchez, la relación fue mucho más cordial con él, nos veíamos y hablábamos más y teníamos una comunicación más fluida; mientras que con Rajoy era más difícil y le molestaba más lo que publicamos. En la primera campaña electoral, consideramos que Sánchez lo había hecho bien y le dimos como ganador en el debate electoral.

Después, a raíz de la crisis en Cataluña, que nos llevó a El País a apoyar al Gobierno, no porque fuera de Rajoy y del PP, sino porque era el Gobierno de España jugándoselo todo en una circunstancia muy difícil en la democracia española, mejoraron nuestras relaciones con Rajoy. Como eso coincidió con la crisis en el PSOE, en la que nosotros no apoyamos a Sánchez, enturbió sin duda las relaciones con él.

Como director, ¿cómo fue su relación con el poder político y empresarial?

La relación siempre es compleja y tensa con el poder político, empresarial y otros. A veces no tenemos en cuenta en España y otros países que la cultura tiene un peso e influencia. Todo el mundo quiere salir bien en un periódico, que se hable bien de ellos, y si se habla mal, les molesta, por lo que tratan de ejercer presión sobre un periodista o un director de periódico. Considero que esas presiones son legítimas, pero ninguna de las decisiones que tomé como director de El País fue consecuencia de ninguna de esas presiones.

Las presiones existían y mi obligación era lidiar con ellas, pero los periodistas eran libres de actuar como consideraran oportuno. Existen presiones y a veces las relaciones son complejas, pero en España había y hay libertad de expresión y las presiones que se ejercen no impiden su desarrollo. Por lo menos, hasta la fecha.

«Es muy difícil esgrimir la razón de tus lectores cuando tienes que hablar con accionistas o directivos».

Leyendo las distintas visiones de ex directores de grandes cabeceras, uno puede llegar a la conclusión de que el director –lejos de lo que puede parecer–es una figura tremendamente frágil y desamparada.

Sí, está muy bien visto, muy desamparada porque su único apoyo son los lectores, que son una fuerza difusa y que no vota en los consejos de administración, ni en asambleas de los periódicos. Es muy difícil esgrimir la razón de tus lectores cuando tienes que hablar con accionistas o directivos. Es una figura que toma decisiones en soledad y de gran responsabilidad con muy poca protección.

Si volviera a 2014, a su vida en Washington y recibiera de nuevo la propuesta de Juan Luis Cebrián de asumir la dirección de El País, ¿la aceptaría?

Sí, claro. Sin ninguna duda. Absolutamente. Si pudiera reescribir la historia, la escribiría con las mismas líneas.

Mediaset

¿Tiene nuevos planes profesionales? El Confidencial publicó hace unos días que Mediaset está valorando nombrarle director de informativos….

(Risa) Tengo unos excelentes plantes profesionales que son trabajar en una empresa fantástica, que es la que estoy: Estudio de Comunicación. No tengo otros planes profesionales, francamente.

Pero, ¿le ha llamado Mediaset?

(Risa) No tengo planes. Yo hablo con mucha gente. Todo el tiempo hablo con gente, desde que fui director de El País y desde que dejé de serlo, he hablado con mucha gente, con muchos empresarios de medios sobre muchas ideas y proyectos, pero el que tengo y el que dedico todos mis esfuerzos y al que voy a dedicar todos mis esfuerzos es Estudio de Comunicación. Créame.