
Disney+ convierte sus expectativas de caída de suscripciones en un incremento de 1,4 millones
Lo previsto por Disney para el primer trimestre era un «modesto descenso» de clientes en su principal plataforma de streaming, que los analistas situaban en el entorno de 1,1 millones de bajas.
Pero esa proyección enunciada en febrero se ha demostrado totalmente infundada, ya que la compañía arrancó el año con 1,4 millones de suscriptores más en Disney+.
El buen dato ha llegado sobre todo de la mano de EEUU y Canadá, mercados en los que sumó un millón de nuevas altas y mejoró ligeramente el ingreso medio por usuario de 7,99 dólares a 8,06.
Sobre ese último incremento, el gigante del entretenimiento señala en sus resultados que es fruto de la subida de precios y que no es mejor debido a la caída de ingresos publicitarios asociados.
En total, Disney+ completó el trimestre de referencia con 126 millones de clientes y, sumando los 54,7 millones de Hulu, elevó la base de suscripciones en streaming a 180,7 millones.
El negocio que todos ellos generaron contribuyó a impulsar un 8% los ingresos del segmento directo al consumidor, hasta los 6.118 millones de dólares, con beneficios de 336 millones frente a los 47 millones del año anterior.
La compañía presenta buenos resultados en el primer trimestre pero afronta doble incertidumbre sobre el impacto de la guerra comercial en su actividad.
A nivel general, Disney incrementó su facturación en un 7% y alcanzó los 23.600 millones de dólares, con beneficios de 3.280 millones de dólares frente a las pérdidas de 20 millones del año previo. La proyección para el resto del año es optimista pero el consejero delegado, Bob Iger, hizo referencia a la incertidumbre sobre próximos trimestres por el efecto de la guerra comercial desatada por Donald Trump.
Disney se expone a ellas en dos frentes concretos: por un lado, la respuesta del Gobierno chino al aumento de tarifas al 145% incluye la restricción de estrenos de Hollywood en ese país, que le disputa a EEUU la condición de mayor mercado de consumo cinematográfico del mundo; y, por otro todo, el sector audiovisual estadounidense está pendiente de los aranceles anunciados por Trump a películas creadas en el extranjero.
El primer caso puede suponer un lucro cesante indeterminado sobre próximos estrenos de la compañía y en el segundo los costes de esas películas pueden aumentar si se ruedan fuera. En los últimos tiempos los grandes estudios han ido optando por países como Reino Unido para acoger algunas de sus producciones, ya que las exenciones fiscales que les ofrecen abaratan la inversión total.
Para revertir esa situación, el veterano actor Jon Voight, nombrado embajador especial en Hollywood por Trump junto con Mel Gibson y Sylvester Stallone, entregó hace algunos días un documento al presidente al que tuvo acceso Deadline. En ella plantea un recargo del «120% del valor del incentivo extranjero recibido» para las producciones trasladadas al extranjero para ahorrar costes. Queda por ver si esa sería la cuantía final.