Hernán Zin: «Si algún día me inmunizo a la guerra no estaré haciendo bien mi trabajo»
Duro, emocionante, devastador y pleno. Así describe el entrevistado su largo viaje de veintidós años contando la guerra en las zonas más violentas y pobres del planeta. El reportero, escritor, cineasta y productor ítalo-argentino, Hernán Zin (Buenos Aires, 1971) atiende a DIRCOMFIDENCIAL semanas después de publicar Lecciones de una vida en guerra, un libro que recorre sus intensas vivencias cubriendo la barbarie y la crudeza en países como Afganistán, el Congo, Somalia o Palestina.
Zin ha pisado más de 80 países desde que decidió hacer maletas en los años 90, impulsado por una férrea vocación periodística. En 2018, tras un viaje a Siria, decidió poner un punto y seguido a su carrera por motivos de salud mental. El libro que ha presentado este año es fruto de una mirada reposada de la guerra y la vida y el impulso para seguir cubriendo las expectativas de aquel niño que soñaba con ser reportero.
«Escribir el libro», explica, «me ha servido para recordar lo que viví en la guerra para aplicar en la vida cotidiana. Casi como una terapia. Me ha ayudado a entender cosas, a relativizar, a reírme de todo y a recuperarme».
Una de las grandes sorpresas que arroja el autor en sus páginas es la constatación de que muchas de esas lecciones que recopila, tienen su raíz en el primer mundo y no, como se puede sospechar, en las zonas de conflicto. «Descubrí que la vida en el primer mundo es mucho más complicada. Calificamos de problemas situaciones que no vienen a serlo. Gente con ansiedad y depresión cuando lo tenemos todo: sanidad, seguridad, carreteras,… Veo mucha infelicidad. Volver después de la guerra ayuda a valorar lo que tienes», asegura.
«En la guerra he visto lo mejor y lo más cruel de la gente, es la lanza de los psicópatas».
«En la guerra todo es blanco y negro, y cuando llegué a Europa lo ves todo gris». Recalca que en las zonas de conflicto no hay términos medios, donde ha visto «lo mejor y más cruel de la gente». Califica la guerra como «la lanza de los psicópatas», aunque a título personal, admite que es donde ha experimentado «los momentos de mayor plenitud y lucidez de mi existencia«. Muertos en las calles, brutales violaciones, abuelos cargando con niños refugiados, médicos en Gaza operando sin electricidad y sin dormir, son algunas imágenes que se quedan grabadas en su retina.
Zin niega que, tras dos décadas en el oficio, su mirada se haya acostumbrado al horror. «Cuanto más mayor me he hecho, más sensible he sido. Veo imágenes y estoy igual de impactado que el primer día. Si algún día me inmunizo a la guerra no estaré haciendo bien mi trabajo», asegura.
Sobre el tradicional debate periodístico respecto a los límites de la cobertura en terrenos bélicos, el periodista es partidario de describir la crudeza tal y como es, sin edulcorantes. «Es un debate que he tenido con muchos editores de periódicos. Creo que mientras no se ofenda a la víctima, hay que mostrar todo lo que pasa. Quien no quiera ver las imágenes, que no se ofenda por las imágenes sino porque están matando a gente. Al final, parece que se distorsionen las prioridades», lamenta. «Hay que informar con mucha crudeza de la guerra, para que la gente entienda que la humanidad no debería recurrir nunca más a ello».
Zin tiene previsto dirigir la segunda parte del documental Nacido en Gaza.
Zin critica que el periodismo haya «ido a peor». «Ahora hay mucho más ruido informativo y todo son negocios, con mesas de tertulianos de derechas e izquierdas, hacen un show para que se cabree la gente«.
El reconocido reportero considera «paradójico» que «en la parte más rica del mundo, la gente tenga miedo a decir que lo que piensa y a ser libre. Este es un libro contra el miedo». Por ello, recomienda especialmente su lectura a los más jóvenes.
De todas las lecciones que recoge en su publicación, se queda con la conclusión de que «todos los seres humanos somos muy parecidos, con nuestras familias y sueños. En el fondo, somos todos iguales».
Su documental Nacido en Gaza (2014), que sigue a diez niños que cuentan cómo es su día a día bajo las bombas, es el más visto en Netflix. Cuenta en exclusiva en DIRCOMFIDENCIAL que tras seis años de parón, y en cuanto dejen acceder a periodistas, quiere volver a la Franja para dirigir la segunda parte del documental.