Teodoro León Gross: «Los medios no aplican sus códigos deontológicos»
El periodismo navega en un mar de interrogantes. La mayoría de diagnósticos sobre la profesión expuestos en los últimos veinte años están dominados por el temor y la incertidumbre. Sensaciones que se agudizan cada vez que irrumpe en escena nuevos fenómenos y factores que disparan las alarmas sectoriales.
El escritor, académico y columnista, Teodoro León Gross (Málaga, 1966), ha publicado este año La muerte del Periodismo, un ensayo en el que, con dosis de autocrítica y atisbos de esperanza, analiza el paisaje actual del oficio, cuya degradación ha sido, a su juicio, una de las causas más determinantes en el deterioro de las democracias liberales.
El doctor en Periodismo, que ha sido columnista habitual en El País, El Mundo y ABC, explica a DIRCOMFIDENCIAL que sus mayores motivaciones para escribir la publicación han sido la pasión por el oficio, su permanente contacto con este y las exigencias deontológicas que reclama. Precisamente, a este último aspecto presta especial atención en sus páginas.
León Gross cuestiona que, entre los desafíos que plantean a los medios la IA, las redes sociales, la caída de la publicidad y la pérdida de su condición de cuarto poder, los periodistas estén cumpliendo con los valores fundamentales del oficio. «Los medios no aplican sus códigos deontológicos; son un escaparate de cara a la galería», opina.
«Cuando la verdad deja de tener importancia, el periodismo deja de tener importancia».
«¿Cuántos medios españoles han tomado decisiones drásticas en nombre de la ética profesional? Ninguno. Hemos visto echar a directores de periódicos por motivos políticos. Fue el caso en 2014 de El Mundo, El País y La Vanguardia. Pero por razones deontológicas, por incumplimiento de la ética respecto a las fuentes, protección de menores o informaciones falsas, no hemos visto expulsiones», lamenta.
El profesor de Comunicación en la Universidad de Málaga reconoce que aunque el periodismo viva en situación agónica desde inicios de siglo, sobre todo con la crisis de 2008, su estado se ha agravado con el punto de inflexión que dibujó 2016. Aquel año, prosperó en Reino Unido el referéndum sobre el Brexit, la vitoria de Donald Trump, el procés catalán dio nuevos pasos y aumentaron los fenómenos populistas. Todo un caldo de cultivo, que puso sobre la mesa el concepto de posverdad. «Cuando la verdad deja de tener importancia, el periodismo deja de tener importancia«.
Modelo empresarial
El ensayo analiza exhaustivamente la evolución de los modelos de negocio de los medios. Un agitado camino, marcado por el proceso de concentración de empresas y la instalación de Internet. El balance del autor es que «las especies digitales más pequeñas y agiles han comprobado ser más eficientes que los dinosaurios pesados del papel«. Reitera que «uno de los grandes errores estratégicos de la prensa» fue contribuir a «la costumbre de ofrecer información gratuita en Internet».
Sobre todos estos retos profesionales investiga León Gross en la universidad, aunque lamenta que el ritmo académico sea notablemente lento. «Hay tendencia en el ámbito académico a ir con demasiado retraso respecto a la realidad profesional. Se indaga sobre fenómenos con demasiados años de retraso«.
El conocido columnista reconoce que, pese al tono crítico que adopta el ensayo, se siente un «optimista patológico» respecto a la profesión. Ahí el problema, concluye, ha sido la tendencia del periodismo a esquivar la autocrítica para evitar asomarse a sus agujeros negros.