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Alex Bonet: Un cambio de modelo energético que debe realizarse de la mano del territorio

| 4 MARZO 2024 | ACTUALIZADO: 4 MARZO 2024 11:14

Un paso adelante importante se ha dado recientemente en el proceso de transición ecológica en España y en el avance hacia un modelo energético basado en fuentes renovables. El Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfica ha anunciado el inicio del periodo de audiencia pública del Real Decreto que regulará la eólica marina flotante en nuestro país.

La producción de energía eléctrica en instalaciones ubicadas en el mar y el resto de las tecnologías renovables ya implantadas en España (fotovoltaica y eólica terrestre) serán el motor de cambio hacia la descarbonización de nuestra sociedad, al mismo tiempo que supondrán una de las palancas para impulsar, de forma sostenible, el desarrollo social, económico y empresarial de nuestro país. Un progreso verde que posibilitará, a su vez, lograr la necesaria autosuficiencia energética, reducir costes de la energía, crear una industria pionera a nivel internacional de tecnologías renovables o, incluso, captar inversión de empresas del exterior por el atractivo del precio de la energía.

Pero toda oportunidad conlleva sus riesgos y dificultades. Y la transición tampoco está exenta de ello. La inmensa mayoría de los españoles están de acuerdo en disponer de energía limpia en sus casas, ciudades o empresas, pero parte importante de la ciudadanía también se muestra reacia a tener instalaciones fotovoltaicas o eólicas en su entorno más próximo. En nuestro país, al igual que en otras puntos de Europa, el movimiento NYMBY (Not in My Back Yard) ha sido la base para el levantamiento de diferentes plataformas en contra de plantas de energía renovable o polos industriales y, a día hoy, esta contestación social sigue latente y activa.

De la misma forma que como sociedad avanzada debemos impulsar el cambio de modelo energético; también tenemos la responsabilidad y, en especial el regulador y las empresas promotoras, de implicar y alcanzar un consenso con el territorio, o sea, el stakeholder con un impacto directo con el proyecto.

Licencia social: de la comunicación a la conversación

Ante este escenario, sensible y crítico, toma mayor relevancia, aún si cabe, apostar y priorizar una estrategia de licencia social como activo indispensable en la planificación y el diseño del proyecto. La confianza, la proximidad y la integración del proyecto con el territorio son tres factores que pueden y deben trabajarse con el ecosistema local mediante una estrategia invertida, donde el entorno local (agricultor, pescador, ganadero, comercios de la zona, activistas o los mismos vecinos del municipio) debe priorizarse para transmitir control y tranquilidad en el momento de contactar con el regulador nacional o autonómico.

Esta percepción de cercanía debe labrarse con un plan de actuación donde el territorio sea el centro de la estrategia y donde los procesos de comunicación evolucionen hacia marcos de conversación y escucha activa con los stakeholders locales, sin interlocutores y con la posibilidad de informar y resolver dudas de forma directa entre el promotor y los actores, con argumentos sólidos como, por ejemplo, que la transición energética solo ocupará el 0,12% del espacio físico del territorio en España.

Esta estrategia de licencia social debe fundamentarse, asimismo, sobre una narrativa construida sobre vectores de consistencia y diferenciación que pongan en valor, además del potencial del proyecto en términos ambientales y energéticos, el componente y el impacto social con la zona.

«Una estrategia de licencia social decidida y temprana en el tiempo ayudará a construir una vinculación sólida con el territorio».

La comunicación debe estar liderada y planificada por el promotor. Esta forma de actuar debería sustentarse sobre un acercamiento proactivo y transparente acerca de los avances del proyecto, así como con un enfoque didáctico y pedagógico para lograr un entendimiento eficaz entre ambas partes.

El hecho de contar el proyecto en primera persona es clave para el éxito de la comunicación, aunque es capital identificar también aliados especializados en materia medioambiental y científica que complementen con rigor nuestra narrativa y ayuden contrargumentar posibles y seguras desinformaciones. La divulgación del relato debe contemplar también una actuación detallada y minuciosa con medios de comunicación -nacionales, autonómicos o locales- que incidan de forma directa con los grupos de interés objetivo.

La aspiración utópica de una relación de confianza y proximidad plena con la totalidad de la población no es un escenario realista. Ahora bien, la apuesta por una estrategia de licencia social decidida y temprana en el tiempo ayudará a construir una vinculación sólida con el territorio que, a su vez, brinda la posibilidad de reforzar la reputación de la compañía y contribuir en la integración e implementación del proyecto de la mano del entorno local.