Twitter y Facebook se arrogan finalmente el papel de medios de comunicación

| 30 DICIEMBRE 2016

Twitter y Facebook siempre han rechazado la etiqueta que muchos les ponían de que realmente eran medios de comunicación. Estas compañías, por contra, mantenían que eran empresas tecnológicas.

Sin embargo, los acontecimientos producidos hasta el momento parecen confirmar que tanto Facebook como Twitter tienen mucho más de medios de comunicación que de firmas tecnológicas. Entre otras muchas voces, ya lo dijo en una entrevista concedida a este digital Gerardo Mariñas, CEO de GroupM en España: «Facebook, ¿de qué vive? De ingresos publicitarios. Allí puede haber mucha tecnología, pero ¿para qué es? Para comunicar a la gente, para dar información, para trasladar contenidos».

Ante esta evidencia ya consabida por el sector, Mark Zuckerberg admitió hace unos días que Facebook «actúa como un medio», aunque, eso sí, quiso desmarcarse de los tradicionales, ya que ellos «no crean contenido propio».

Estas declaraciones representaron un gran cambio en el parecer del fundador de la red social. Hace solo tres meses, Zuckerberg decía: «El mundo necesita nuevos medios, pero también plataformas como la nuestra», desmarcándose así de formar parte del sector periodístico.

Sin embargo, este punto de inflexión tiene muchas consecuencias. Una de las principales es la responsabilidad que tiene Facebook a la hora de vigilar por la calidad de los contenidos que distribuye, circunstancia puesta en entredicho desde que Donald Trump llegara a la presidencia de los Estados Unidos.

Otra de las compañías que siempre han renegado de que le «tacharan» de medio de comunicación ha sido Twitter. Aunque esta empresa no ha admitido que realmente lo sea, lo cierto es que sus últimos movimientos así lo indican.

Solo hay que fijarse, por ejemplo, en los perfiles profesionales que Twitter busca actualmente y en los que se ha fijado el medio buzzfeed.com, como son productores de vídeo o editores.

Además de ello, Twitter está experimentando las alertas de noticias de última hora, ha lanzado la herramienta Moments, que discierne lo que es noticia y lo que no lo es; o está emitiendo vídeos en directo antes reservados solo a los canales de la televisión (la ceremonia de los Globos de Oro o la NHL). Incluso, la app de Twitter en Apple Store está catalogada como «Noticias» y ya no como «Red social».

Venta complicada

Todas estos movimientos estratégicos de Twitter irían encaminados a encontrar una nueva línea de negocio en la que, por fin, pueda hacer rentable a la compañía o, en su defecto, hacer más atractiva su venta.

En este aspecto, son muchas las empresas que han estado interesadas en la firma. Actualmente, Twitter cuenta con unos 310 millones de usuarios y su popularidad se está reactivando. Sin embargo, su maltrecha situación económica hace que potentes candidatos como Salesforce, AlphabetDisney hayan declinado permanecer en esta carrera.

Es en los pobres ingresos la diferencia en la venta entre Twitter y otras compañías similares, como LinkedIn, que fue adquirida este año por Microsoft por 26.200 millones de dólares, pese a tener un tercio de los usuarios con los que cuenta Twitter.

Pero es que el problema está en que Twitter tiene un valor aproximado de 12.000 millones de dólares, cantidad que resulta muy cara. No en vano, esta cifra es cinco veces los ingresos anuales de la compañía y casi 300 veces su EBITDA.

Aunque sea una cantidad muy respetable, lo cierto es que Alphabet la podría absorver sin problemas, ya que tiene una caja de 80.000 millones de dólares. Sin embargo, una posible operación en este sentido podría dañar la credibilidad del gigante tecnológico y, como consecuencia, afectar a su cotización, según apuntan desde Financial Times.

Por su parte, Disney, que es la dueña de ESPN, podría estar interesada en Twitter por las retransmisiones en directo que realiza de competiciones deportivas, como la NFL. En cuanto a Salesforce, el gran impulsor de esta operación es su fundador, Marc Benioff, que ya estuvo interesado por LinkedIn. Ese intento provocó el estupor de los inversores, que tampoco verían con buenos ojos la compra de Twitter.