Mediapro da por iniciada su recuperación pendiente de la SEPI

an image

Mediapro afronta, como muchas otras empresas, un panorama incierto ante el impacto del coronavirus. En el momento de la declaración de pandemia mundial producía 14 competiciones de liga de fútbol en todo el mundo, estaba rodando dos largometrajes, en distintas fases de producción más de 100 proyectos de ficción y no ficción, y era responsable de la producción y gestión de 22 canales de televisión.

Toda esta actividad se vio interrumpida a partir de mediados de marzo, forzando a los responsables del grupo audiovisual a la implantación casi inmediata de un Expediente de Regulación de Empleo Temporal (ERTE), que afectó a 1.600 trabajadores, así como de un plan de austeridad, que incluía una disminución en la retribución de los directivos.

Estas medidas de urgencia permitieron atenuar el golpe inicial en todas sus unidades de negocio, aunque no evitó que la compañía cerrara el 2020 con unos ingresos de 1.115 millones de euros, lo que supuso una caída del 38% respecto al año anterior. Asimismo, arrojó un resultado bruto de explotación (ebitda) negativo de 215 millones de euros, en contraste con los 224 millones que ganó en 2019.

El grupo prevé cerrar el 2021 con un Ebitda positivo de 124 millones de euros.

Pese a la grave incidencia en el negocio, la empresa liderada por Jaume Roures confía en corregir la evolución de su situación durante este año. De hecho estiman volver a la senda del crecimiento con una previsión de facturación de 1.237 millones de euros y recuperar así la tendencia de los últimos años.

De cumplir con estas estimaciones, el grupo considera que el 2021 arrojaría un Ebitda positivo de 124 millones de euros, con un crecimiento mayor en los dos próximos años. Un escenario de recuperación que confirman los datos de crecimiento registrados en el primer trimestre, y el hecho de que actualmente todos los profesionales afectados por el ERTE se han reincorporado a sus puestos de trabajo.

Si bien este resultado no sería suficiente para superar la delicada situación por la que atraviesa, sus responsables han emprendido varias acciones con el fin estabilizar sus finanzas y su deuda, que a finales de 2020 se situaba en 904 millones de euros.

Para empezar, los accionistas de la compañía, con el fondo chino de inversión Orient Hontai Capital a la cabeza, realizaron una aportación de 50 millones de euros en los primeros compases de la crisis mediante una ampliación de capital. Poco después obtuvo un préstamo de 60 millones de euros con el Instituto de Crédito Oficial (ICO).

Según informaba El Confidencial hace unos semanas, ha formalizado una inyección de 230 millones de euros a través del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi).