Pompignoli toma las riendas de una Unidad Editorial al borde del déficit

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La crisis económica derivada del coronavirus sigue haciendo mella en las cuentas de Unidad Editorial y amenaza con hacer caer en saco roto los esfuerzos por cuadrarlas. Tras un año entero bajo los efectos de la pandemia, la editora de El Mundo ha perdido más de un tercio de su negocio, arrastrado por el hundimiento del mercado publicitario y la prensa. Un quebranto importante del que le costará mucho tiempo reponerse, a la vista de las perspectivas económicas.

Si los resultados de 2020 arrojaban una merma del 31,5% en la facturación del grupo de comunicación, al pasar de 295 millones euros anuales a 203,7 millones, la evolución del año en curso ha agravado todavía más esta situación. Según las cuentas remitidas por su matriz italiana RCS Mediagroup al supervisor del mercado transalpino, cerró el primer trimestre con unos ingresos de 46,4 millones de euros, cifra que representa una caída interanual del 17,4%.

Este nuevo descenso se suma al del 19,7% registrado durante el mismo periodo del año pasado. Por lo tanto, ha perdido más de un 37% de volumen de negocio desde marzo de 2019. Todo a la puertas de una nueva etapa en la gestión de Unidad Editorial tras el cese de Antonio Fernández Galiano como presidente ejecutivo el pasado viernes, tal y como adelantó DIRCOMFIDENCIAL.

Al cierre de marzo la compañía contabilizaba un EBITDA de medio millón de euros.

La responsabilidad de llevar el timón recae sobre Marco Pompignoli, hombre de confianza de Urbano Cairo (dueño de RCS) con un marcado perfil financiero. Su llegada a la madrileña Avenida de San Luis responde al mandato de enderezar el rumbo de la nave, que carga con el lastre de una herencia complicada. Prueba de ello es que al cierre de marzo la compañía contabilizaba un beneficio bruto de explotación (EBITDA) de medio millón de euros.

Las fuentes del sector consultadas indican que, una vez descontados los impuestos e intereses de la deuda correspondientes, el trimestre se cerró en números rojos, rompiendo con el equilibrio presupuestario de los últimos años. Hace un año, en el principio de la pandemia, el grupo arrojó un EBITDA de 3,5 millones de euros. A nivel de grupo se alcanzaron los 9,5 millones de euros, frente a los 300.000 euros del primer trimestre de 2020.

Pese a estos números, el grupo italiano considera en su informe de cuentas que «dispone de palancas de gestión adecuadas para contrarrestar los efectos de la emergencia sanitaria también en 2021 y, por tanto, confirmar sus perspectivas a medio-largo plazo».

La razón por la que Unidad Editorial ha conseguido mantener a raya el déficit hasta ahora es la contención en el gasto, que ha permitido compensar la progresiva caída de ingresos durante este tiempo. Principalmente desde que Cairo tomó el control de RCS, en 2016, que se encontró con unas pérdidas acumuladas cercanas a los 900 millones de euros, según contaba Vozpópuli esta semana, y con una gran depreciación de sus activos. De hecho, en los últimos años el valor en libros de negocios como Marca se ha deteriorado a la mitad.

La continuidad en el plan de austeridad impuesto por Cairo ha dado pie a que el grupo editor haya reducido sus costes operativos en más de 58 millones de euros bajo su gestión, 26 de ellos durante el año pasado, cuando se ahorró casi un millón de euros con la renegociación del alquiler de su sede central.