El nuevo código de conducta contra la desinformación forzará mayor transparencia en anuncios políticos en la Unión Europea

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Hasta 34 compañías tecnológicas han firmado la nueva versión del código de conducta para luchar contra la desinformación en territorio comunitario, que actualiza lo establecido en 2018. La lista incluye a Meta, Twitter o TikTok, aunque en ella no figuran ni Apple ni Telegram a pesar de su rol en la difusión de información falsa sobre la guerra de Ucrania. El nuevo texto incluye 44 compromisos concretos y viene ya supeditado a la directiva de Servicios Digitales, aprobada en abril de este año, con lo que las compañías que no cumplan con lo pactado pueden exponerse a grandes sanciones. Uno de los aspectos clave que toca es el de la transparencia esperable en torno a campañas de publicidad política.

En concreto los firmantes se han comprometido a crear repositorios específicos en los que se puedan buscar campañas y también a que cada una de ellas incluya más información sobre cuánto ha costado y durante cuánto tiempo ha estado en funcionamiento. Eso es algo que ya hacen Meta y Google, pero el sostén legal que ofrece la recientemente aprobada directiva de Servicios Digitales para el código empujará en principio a más plataformas a crear protocolos al respecto. Quienes no afrontan problemas por ello son Twitter, LinkedIn y Twitch, que no aceptan esa clase de planificación desde hace algún tiempo.

El nuevo texto reemplaza al aprobado en 2018 e incorpora “lecciones” aprendidas durante la crisis del coronavirus y también en el contexto de la invasión rusa de Ucrania.

La publicidad comercial también es protagonista en el nuevo código porque las compañías quedan obligadas a evitar el emplazamiento de publicidad al lado de contenido desinformativo o fuentes que violan esa normativa de manera repetida. Esa medida aumenta la seguridad de marca para los anunciantes y restringe la capacidad de las webs enfocadas en la difusión de noticias falsas de monetizar esa labor.

Para incrementar las capacidades de cara a luchar contra ese fenómeno, las plataformas deberán estrechar relaciones con verificadores independientes para que confirmen el origen legítimo de las diferentes fuentes informativas, así como dar a investigadores mayor y mejor acceso a los datos que generan. También tendrán que ofrecer a los usuarios la posibilidad de marcar un contenido desinformativo y garantizarles el acceso a fuentes con autoridad en la materia en relación con lo que estén leyendo.

Otro compromiso clave es el de la reducción de redes de bots y cuentas falsas que se utilizan para diseminar desinformación. Esas tácticas forman parte de la doctrina de guerra híbrida y no lineal que hace años elaboró el actual jefe de Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia, Valery Gerasimov, y se han podido ver en acción durante la invasión de Ucrania por parte de ese país. Vera Jourová, vicepresidenta de la Comisión Europea para Valores y Transparencia, habló precisamente de ese conflicto armado como un contexto clave de desinformación en la presentación del nuevo código, y además apuntó que incluye “lecciones aprendidas de la crisis del coronavirus y de la agresión de Rusia en Ucrania”.