Substack lanza un clon interno de Twitter y entra en conflicto con Elon Musk
La plataforma de boletines Substack acaba de estrenar Notes, una funcionalidad cuyo objeto es habilitar que los autores “publiquen contenido corto y compartan ideas entre ellos y con sus lectores”, según la presentación. Su aspecto y capacidades son muy similares a los de Twitter, lo que ha hecho que durante casi una semana el servicio de Elon Musk haya puesto trabas de diferente magnitud para compartir o ver en ella contenido de Substack.
En concreto han sido documentadas la penalización algorítmica de esas publicaciones, el bloqueo de las funciones de retuit o me gusta, la ocultación en búsquedas y la anotación de que ese destino era “inseguro o malicioso” cuando un usuario hacía click en un enlace que le dirigiera a él. Esas medidas han supuesto un perjuicio incierto para quienes mantienen un boletín en Substack y promocionan su actividad en Twitter, sobre todo teniendo en cuenta que la audiencia y su compromiso con el autor en ese entorno son clave para proyectar el posible éxito de un salto a un boletín de pago.
Musk no ha admitido en ningún momento haber puesto trabas deliberadas a lo que puede constituir un eventual rival para Twitter. A diferencia de Mastodon, Post y otros entornos que han intentado capitalizar con éxito moderado la salida de usuarios descontentos con la deriva de la plataforma, la nueva tentativa de Substack cuenta con la ventaja de que hay una base cada vez mayor de autores con muchos suscriptores. Eso incluye a periodistas que han tomado la vía de lanzar su propio proyecto y cobran por el acceso a los contenidos, o bien compatibilizan su actividad actual con un boletín gratuito.
Precisamente varios de ellos recibieron por parte de Musk la filtración de los denominados Twitter Files, documentación referente a la actividad de los anteriores gestores que les dejaría en mal lugar. Uno de ellos, Matt Taibbi, está entre los autores con más suscriptores en Substack y anunció recientemente que abandonaría Twitter debido a las restricciones mencionadas para poder promocionar su contenido. Esa salida provocó un comunicado en el que Musk acusaba a la plataforma de boletines de “intentar descargar una porción masiva de la base de datos de Twitter para lanzar su clon” y por ello justificaba que al pinchar en sus enlaces los usuarios fueran alertados.
Durante casi una semana la plataforma ha puesto diferentes trabas para visualizar o compartir contenido del que podría ser un nuevo rival.
De momento esas medidas han sido levantadas pero se ha reavivado el debate acerca de la arbitrariedad de las decisiones del nuevo propietario de la red social y su impacto sobre quienes dependen de ella para obtener visibilidad, como es el caso de muchos autores de Substack. La plataforma de boletines tiene actualmente más de 35 millones de suscripciones activas y ha pagado más de 300 millones de dólares a quienes mantienen publicaciones de acceso pagado.