El Gobierno eleva las noticias falsas a un asunto de Estado y se reparte la responsabilidad con los medios
El fenómeno de las noticias falsas tiene sus propios polos geográficos. Lo que hasta hace unas semanas era motivo de broma para Donald Trump, que concedió unos premios ‘Fake News’ a los medios críticos con su gestión, hoy ocupa el primer plano político, desde Estados Unidos a Europa.
Se acabaron los paños calientes con las campañas de desinformación a este lado del charco. Francia e Italia ya trabajan en el desarrollo de la una ley que permita atajar un problema capaz de desestabilizar un país, como quedó demostrado tras las elecciones estadounidenses. Alemania va un paso por delante tras aprobar en abril del año pasado una legislación que obliga a las redes sociales a eliminar el contenido falso en un periodo de 24 horas. De lo contrario, se exponen a recibir una multa cuantiosa.
Esta es la vía que busca imitar España, aunque aquí se mueven otros plazos. De momentos las ‘fake news’ han sido incluidas como amenaza en el plan de Estrategia de Seguridad Nacional aprobado por el Gobierno en diciembre. No obstante, el Ejecutivo se niega a cargar con toda la responsabilidad, de ahí que Soraya Sáenz de Santamaría haya trasladado parte de este compromiso a los medios digitales.
“Es fundamental que los medios se responsabilicen a la hora de filtrar, contrastar y verificar la información”, señalaba la vicepresidenta del Gobierno durante la inauguración de la jornada ‘El fenómeno de la desinformación en la era digital’, organizada por el Ministerio de Industria y Energía.
En opinión de Sáenz de Santamaría, es competencia del medio «garantizar» la veracidad de sus publicaciones, o «al menos advertir del potencial peligro»
En la opinión de Sáenz de Santamaría, es competencia del medio «garantizar» la veracidad de sus publicaciones, o «al menos advertir del potencial peligro». Esta función de los medios «entre comillas serios, con trayectoria» es «fundamental» en lucha contra un problema identificado por numerosos editores.
La magnitud de las ‘fake news’ es tal que el director del CNI, Félix Sanz Roldán, ha reconocido la dificultad que entraña para el servicio secreto combatir un fenómeno del que sólo se aprecia «la punta del iceberg». En este sentido, el Gobierno plantea «soluciones técnicas, jurídicas, empresariales y educativas» al tiempo que reitera el compromiso de los medios en el proceso de «alfabetización mediática».
La misma idea, con un pensamiento algo más crítico, ha sido expresada por el secretario de Estado para la Sociedad de la Información, José María Lasalle, que aboga por formar una masa crítica. «Se está destruyendo la raíz misma sobre la que se sustenta el conocimiento y por ende la democracia, que se hace más fuerte tras existir una opinión pública formada y medios de comunicación transparentes», ha señalado. «Si la democracia ha sido viable tal y como la entendemos, como una democracia de masas, es porque ha existido una sociedad pública informada por medios fiables».