Hearst remata un annus horribilis para las revistas con nuevos recortes

| 12 DICIEMBRE 2018 | ACTUALIZADO: 13 DICIEMBRE 2018 8:48

2018 pasará a los anales de la historia de la prensa como el año más fatídico que se recuerda para las revistas. A la larga serie de acontecimientos conocidos hasta la fecha, entre los que destacan los cierres de Tiempo, Interviú, GEO y Primera Línea, cabe añadir los sucesivos planes de recortes aplicados por los principales editores del sector.

El último en acometer medidas de ajuste ha sido el grupo Hearst, que el pasado día 30 de noviembre llevó a cabo el despido de siete empleados aludiendo razones «económicas», según informaron trabajadores de la empresa a la Asociación de la Prensa de Madrid.

Desde la filial española de Hearst justifica que esta decisión, que ha afectado a trabajadores por encima de los 60 años y de varios departamentos, es consecuencia de «la crisis que está sufriendo el sector de los medios en España y, particularmente, el de las revistas».

En la información de despido remitida a los afectados, la editora de Elle y Cosmopolitan, entre otras revistas, expone que la tendencia negativa que atraviesa la empresa se traduce en unas pérdidas de 2 millones de euros hasta septiembre por una disminución acentuada en los ingresos.

Para muestra del mal momento que atraviesa la compañía, Hearst alega que al cierre del tercer trimestre la cifra de negocios era de 41 millones de euros, frente a los 44,1 millones alcanzados en el mismo periodo de año anterior. Este descenso del 7% ha arrastrado al grupo a los números rojos, motivo por el cual se ha visto obligado a «adelgazar la plantilla».

Estas mismas causas «productivas» ya llevaron al grupo editorial a cerrar la redacción de la revista ‘Fotogramas’ en Barcelona el pasado mes de junio, así como ha prescindir de ocho de las nueve personas que formaban el equipo de redacción. Tras dejar la sede donde fue fundada, la cabecera fue relocalizada en Madrid.

En junio cerró la redacción de ‘Fotogramas’ en Barcelona y despidió a ocho de las nueve personas de la redacción.

Las medidas de ajuste realizadas tienen como objetivo enderezar las cuentas de la editora de cara al cierre del ejercicio. La última vez que cerró en números rojos fue 2016, cuando arrojó un déficit de 1,7 millones de euros, circunstancia que no privó a la matriz estadounidense de un jugoso dividendo.

Según informaba la compañía en su último informe de gestión, ese año empleó 13,9 millones de euros con cargo a reservas. Cantidad a la que hay que sumar el 1,3 millones de euros que cargó en 2017, y otros 41,3 millones que redujo de su capital social para realizar aportaciones a sus socios. En total, algo más de 56 millones de euros.

En otras latitudes del sector, Zeta anunció este lunes el cierre de Primera Línea después de 34 años en los quioscos. La editora catalana, en la recta final de su proceso de venta, también enmarca esta decisión a razones económicas, aunque internamente se ha comprometido a reubicar dentro del grupo a los cinco trabajadores que se encargaban de elaborar la revista.