Juan Caño (Foto: Miguel Berrocal / APM)

Juan Caño (APM): “Corresponde a los reporteros ‘freelance’ en Ucrania la responsabilidad de equiparse adecuadamente”

| 27 MAYO 2022

La Asociación de la Prensa de Madrid cuenta con casi 130 años de historia y 5.000 periodistas asociados. Su presidente, Juan Caño, periodista con cincuenta años de trayectoria profesional, asumió la presidencia de esta organización pocos meses antes de la pandemia.

Tras superar el ecuador de su mandato, atiende a DIRCOMFIDENCIAL para analizar desafíos, como la irrupción de las noticias falsas, la polarización en la sociedad o las coberturas informativas desde Ucrania, después de que varios reporteros autónomos denunciaran que trabajan sin los debidos equipos de seguridad.

 

De todos los enormes desafíos que afronta el sector, ¿en cuáles está poniendo mayor foco la APM en estos momentos?

Indudablemente nuestra misión es proteger la dignidad del Periodismo. Nos encontramos en un momento muy difícil de precarización laboral, malos sueldos y, sobre todo, del mal reconocimiento hacia la labor del periodista. Ahí es donde estamos luchando. Antiguamente se decía que el periodismo era el cuarto poder y actualmente parece que está en el banquillo de los acusados. Se mata al mensajero y se culpa al periodista de muchas de las cosas malas que están ocurriendo.

En la cobertura de la invasión de Ucrania, muchos reporteros, sobre todo freelance, trabajan sin cascos, chalecos y otros componentes de seguridad. ¿Quién debe asumir esta responsabilidad?

Los medios indudablemente están atravesando una crisis económica que les impide invertir en corresponsales de guerra a la antigua usanza. Hoy en día, tener un corresponsal de guerra es carísimo. Requiere desde seguros, equipos y ayuda técnica in situ que suele ser muy cara. Puede costar hasta 1.000 euros diarios tener un acompañante que te traduzca. Son muy pocos los medios que pueden permitirse el lujo de tener un corresponsal ahí. Lo que ocurre es que hay muchos periodistas freelance que venden por piezas sus artículos desde allí y el riesgo que corren lo asumen ellos mismos. Son periodistas autónomos que venden su trabajo y, por lo tanto, corresponde a ellos la responsabilidad de equiparse adecuadamente.

El último Informe anual de la profesión periodística que elabora la APM señala que 8 de cada 10 periodistas consideran que la polarización ideológica se ha intensificado en los últimos años. ¿En qué medida diría que los medios de comunicación han contribuido a ello?

Ha sido muy importante la polarización y seguramente es muy difícil de atajar. Antiguamente, se solía decir que el periodista no podía tener una tendencia ideológica marcada políticamente. Hoy en día casi todos los periodistas ya tienen una tendencia política marcada, que suele ser la del medio para el que trabajan. Los medios se alinean actualmente, de forma muy clara, con las tendencias políticas. Todos conocemos cuál es la tendencia de El País o del ABC. La polarización se ha intensificado indudablemente.

«La vacuna contra la desinformación es la formación desde temprana edad».

¿Cuál debe ser, en su opinión, el papel concreto que deben desempeñar los periodistas en la lucha contra las noticias falsas?

La vacuna contra la desinformación es la formación desde temprana edad. A los niños en los colegios hay que dotarles de herramientas intelectuales para que lean con un grado de sospecha cualquier información y que puedan decidir si esa información tiene visos de ser falsa o verdadera. La APM está desde hace diez años realizando unos talleres en diferentes colegios de Madrid, en los que unos periodistas enseñan a niños a diferenciar lo que es información y opinión. Si empezamos desde temprana edad será mucho más fácil después librarnos de esa epidemia que es la desinformación.

De hecho, la FAPE defiende implantar en los colegios una asignatura de alfabetización mediática. ¿Realmente es viable esta propuesta?

El problema es que el currículum educativo está super lleno y es muy difícil conseguir eso. Es un objetivo, pero mientras se consigue, habría que empezar por los talleres. Que sea una actividad fuera del currículum educativo, pero que enseñe a los niños. A éstos les encantaría hacer un telediario en un colegio e incluir dos noticias falsas para que sus compañeros identifiquen las noticias verdaderas y falsas. Esos juegos ayudan mucho al futuro.

“Sobra la mitad de medios de comunicación y de facultades de Periodismo en España”.

¿Pueden convivir en las informaciones periodísticas una precisión meridiana con una velocidad de vértigo?

Es muy difícil, indudablemente. Es como alinear dos planetas. Las redes sociales están impregnando a los medios de comunicación de intrascendencia. Como los medios necesitan generar tráfico, están publicando muchas noticias intrascendentes que, sin embargo, generan ese interés y los clicks necesarios para conseguir después la publicidad. Es una labor perniciosa de las redes sociales, y los medios deben intentar evitar eso. Existe demasiada información. Hay nada menos que 3.000 diarios digitales nativos contra solamente menos de 100 cabeceras en papel tradicionales. La desproporción es enorme. El problema viene por el exceso de información generado por un cúmulo de medios. Seguramente, sobra la mitad de medios o más, igualmente que sobra la mitad de facultades de Periodismo en España. Es imposible que los 7.500 graduados que salen cada año tengan un empleo digno.

En el panorama audiovisual han cobrado un protagonismo extraordinario los influencers. Vemos entrevistas a personajes públicos de primer nivel en estos nuevos espacios no periodísticos. ¿Inquieta este fenómeno a la profesión?

No todo es periodismo. El periodismo debe ser una garantía de que algo es verdadero y que está suficientemente contrastado. Eso no lo puede garantizar un influencer. En el Periodismo hay grandes influencers: un Carlos Alsina, un Carlos Herrera, Vicente Vallés o Carles Francino.

“El periodismo debe alentar en momentos críticos”.

En un oficio en el que habitualmente confluyen múltiples crisis, ¿dónde diría que hay mayor luz para los periodistas?

Soy partidario de considerar que entre las misiones del periodismo, además de informar, formar y entretener, existe una cuarta que no suele mencionarse mucho: que es la de alentar en momentos críticos. Por ejemplo, cuando se produce una catástrofe como la del volcán en Canarias, una guerra como la de Ucrania, una epidemia. El buen periodismo alienta a lectores a superar esas tragedias. Es un elemento fundamental para conseguir que la gente reaccione de manera positiva y razonable. Se habla de periodismo constructivo o positivo. Es una ellas cosas que van a hacer que el periodismo del futuro sea mucho más respetado y valorado.

¿Qué novedades veremos en esta segunda fase de su mandato en la APM?

Ir solidificando las cosas que estamos haciendo, tanto a nivel formativo, cultural, de ayuda a los socios que lo necesiten, prestar más apoyo en sanidad. Todo eso. El programa primer empleo, que es un extraordinario programa de acceso al trabajo, mucho mejor que una beca, con un sueldo razonable que solo promueve la APM.