La dimisión de Pedro Sánchez demuestra la influencia del Grupo Prisa en el PSOE

| 3 OCTUBRE 2016 | ACTUALIZADO: 13 MAYO 2020 11:46

Además de la fractura total en el seno del PSOE, el acorralamiento al que se ha visto sometido Pedro Sánchez hasta forzar su dimisión como secretario general ha puesto de manifiesto el enorme poder de influencia que continúa ejerciendo el diario El País dentro de la formación socialista. Al mismo tiempo, también se ha constatado el distanciamiento cada vez mayor con su lector tradicional y con el sector progresista de la sociedad.

En los últimos meses la cabecera del Grupo Prisa se ha servido del espacio de sus portadas y editoriales para tomar una postura beligerante contra la estrategia y figura de Pedro Sánchez, al que llegó a calificar de «insensato sin escrúpulos» el pasado 29 de septiembre cuando decidió mantenerse en la secretaría tras la salida voluntaria de 17 miembros de la Ejecutiva socialista. Precisamente, esta renuncia en bloque estuvo precipitada por las declaraciones realizadas por Felipe González ante los micrófonos de la cadena Ser, en las que el expresidente del Gobierno reconocía sentirse engañado y defraudado con el político madrileño por no abstenerse en la segunda votación de la investidura de Mariano Rajoy.

Según los cálculos efectuados por Vozpópuli, desde las elecciones del 26 de junio El País ha dedicado un total de 42 portadas y 26 editoriales a debilitar la figura de Pedro Sánchez con el único propósito de que facilitara la formación de un gobierno del Partido Popular o, en el caso de mantenerse en su idea de impedirlo. Si bien es cierto que la campaña editorial se ha ido intensificando en las últimas semanas, a medida que en Ferraz aumentaban el número de críticos contra el ya ex secretario general, fue en estas fechas cuando se conoció que Alfredo Pérez Rubalcaba se había incorporado recientemente al consejo editorial de El País.

Pero, mientras que la postura del periódico que preside Juan Luis Cebrián ha sido secundada tanto por la vieja guardia del PSOE como por sus barones, ha suscitado el rechazo entre los partidarios a Sánchez e incluso dentro de la propia redacción de El País. Prueba de ello es que el propio Comité de Redacción de la cabecera pidió explicaciones a su director, Antonio Caño, por el tono y los calificativos empleados contra Sánchez en el editorial ‘Salvar al PSOE’. El comité denunció que en la reunión, de apenas un minuto de duración, Caño desoyó las quejas de la redacción bajo el argumento de que era el único responsable de la línea editorial. Fuera de la sede de Miguel Yuste, diversos medios digitales e incluso el exminitro socialista, Josep Borrell, han criticado la posición adoptada contra el ya ex secretario general del PSOE.

Otro aspecto que permite evidenciar la división en el partido socialista se encuentra en el hecho de que los críticos a Sánchez utilizaran los distintos medios de comunicación del Grupo Prisa para difundir su mensaje (como es el caso de los editoriales de El País o la entrevista de Felipe González a través de la Cadena Ser), mientras que Pedro Sánchez decidió responder a las críticas en una entrevista concedida a eldiario.es. No en vano, las declaraciones de González tuvieron un mayor recorrido gracias a la ampliación que hicieron numerosos medios de la Red.

Desde 2005 la cabecera de Prisa ha retirado de la circulación cerca de 290.000 ejemplares

Todo esto lleva, inevitablemente, a un distanciamiento entre el diario de la familia Polanco y el sector más progresista del socialismo. Lo cual se explica, al menos en parte, por el giro a la derecha que imprimió Juan Luis Cebrián a su línea editorial hace unos años. Un golpe de timón que no solo no logró arrastrar al público lector con un perfil más conservador sino que además desencantó al tradicional, más progresista. Casualmente, este se impulsó después de que la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría mediara en el proceso de refinanciación de Prisa en 2013, que por entonces era matemáticamente muy complicada de asumir.

A este proceso de menor conexión con la sociedad también ha contribuido el hecho de que, tras aquella renegociación, casi la mitad del capital (49,55%) del Grupo Prisa esté en manos de bancos o fondos de inversión. Así, Banco Santander (4,65%), Amber Capital (19,2%), HSBC (9,56%), Caixabank (4,95) y Fundación La Caixa (4,19%) son algunos de los accionistas significativos con representación en su Consejo de Administración.

Ahora bien, la capacidad cada vez menor de poder condicionar la agenda política con una de sus portadas no es algo que afecte en exclusiva a El País, sino a toda la prensa escrita. Hace tiempo que las cabeceras nativas digitales alcanzaron la misma influencia que las de papel, una situación que impulsó la crisis del sector y que ha consolidado el auge de Internet, auspiciado por las nuevas formas de consumo. Asimismo. tal decadencia la vienen corroborando año tras año los datos de difusión de ejemplares de periódico, cuyo desplome no parece tener fin.

En el caso de El País, en 2005 tenía una difusión de 469.000 ejemplares mientras que hoy en día lanza a la calle alrededor de 173.000 ejemplares, según los datos de la OJD correspondientes al mes de agosto. Es decir, en poco más de una década la cabecera de Prisa ha retirado de la circulación cerca de 290.000 periódicos. Es el que más ejemplares se ha dejado en estos años, por delante de El Mundo, ABC y La Razón.

Con todo, El País continúa siendo el líder de la prensa escrita, pese a que la caída en el negocio tradicional es más que manifiesta, ya sea por la facturación por la venta de ejemplares como por la publicidad. De hecho, en el primer trimestre del año este negocio experimentó una caída general del 2,8% en todo el Grupo. Asimismo, en 2015 el descenso por venta de ejemplares (61,5 millones de ingresos) fue del 11% respecto al año anterior.

También lidera el ranking de los digitales generalistas con más usuarios únicos en España (13,9 millones en agosto según comScore), aunque hace tiempo que tanto El País como El Mundo comparten el volumen de exclusivas informativas con cabeceras nativas digitales.