“No corren buenos tiempos para la conversación”
En medio del ruido, de la lectura interrumpida y la velocidad vertiginosa en la era de la hiperinformación, el periodista Borja Hermoso (San Sebastián, 1963) reivindica el valor de la conversación profunda, sosegada e inspiradora.
El periodista de El País invita a subirse a un carrusel de reflexiones aportadas por los personajes más relevantes a los que ha entrevistado a través del libro La conversación infinita: encuentros con la escritura y el pensamiento (Editorial Siruela). Clara Janés, Pascal Bruckner, Javier Marías, Irene Vallejo, Pablo d’Ors, Jürgen Habermas o Nazareth Castellanos son algunos de los entrevistados que componen el libro en el que se abordan cuestiones sobre filosofía, literatura, religión, supervivencia o ciencia, a través de más de 250 páginas.
Hermoso explica en DIRCOMFIDENCIAL que “más que un libro de Periodismo, es de pensamiento. Trata de gente que te hace pensar, de modo que parece que te estén narrando una película buena por cómo la cuentan y transmiten ideas que sirven para la vida práctica”.
El periodista –que también trabajó en El Mundo, Radio Cadena Española y Diario 16– defiende que “la profundidad en el discurso, los conocimientos ilimitados que poseen en sus campos y, a veces, lo ameno y divertido que lo hacen”, logran una combinación “infalible” que se plasma en el libro.
Hermoso lamenta que en la vida y el periodismo, la conversación esté en desuso. “No corren buenos tiempos para la conversación. Hacemos muchos intercambios de palabrería pero muy poca conversación”, lamenta.
La escucha es el ejercicio «más difícil y complejo» en una entrevista, según el autor.
Sostiene que la conversación debe ser inherente a la entrevista, un género periodístico llamado constantemente a poner en práctica la escucha, su ejercicio “más difícil y complejo”, según el autor. “A todos se nos da fenomenal contar nuestras penas al personal, pero cuando se trata de escuchar somos bastante peores”, dice.
Una muestra que denota esa falta de escucha en las entrevistas es, según el periodista, “la ausencia de repreguntas”. “En todas las publicaciones”, opina, “incluso las más respetables, detecto una carencia de repreguntas en las entrevistas. Es frecuente que periodistas estén más concentrados en la siguiente pregunta que van a formular que en lo que está describiendo el entrevistado. Y luego plantean cuestiones que nada tienen que ver con aquello que estaban exponiendo”.
Hermoso aplaude las entrevistas sin papeles o, al menos, las que no siguen a rajatabla un guion predefinido. Explica que “cuando estás con el personaje delante, siempre llevo un cuestionario escrito, lleno de tachaduras, muy caótico, que pocas veces miro, más allá de la primera pregunta. A partir de esa primera pregunta, el personaje empieza a hablar y puede centrarse en esa cuestión o irse por otros sitios”.
Sobre ello, puntualiza que “hay entrevistas con papeles que pueden ser fantásticas, pero el margen de fluidez de la conversación y autenticidad, es menor”. Por esta misma razón, afirma que “jamás tomo notas durante la entrevista porque me parece esencial estar mirando y escuchando al personaje, así como comprobar sus silencios, porque lo que no se dice, dice mucho”.
De todas las entrevistas que ha realizado, la que más le ha marcado ha sido la que le hizo al pensador George Steiner, a quien estuvo «persiguiendo durante 3 meses». “Le mandé una carta escrita a su casa y me contestó con otra aceptando una entrevista. Me pasé varios días obsesivo preparando la entrevista, insoportable en mi casa. Me leí todos sus libros. Era un personaje que me llamaba muchísimo la atención”.
Hermoso logró charlar con el pensador durante dos horas en su domicilio. “Me pareció un sabio no sólo por el cúmulo de cosas que sabía, sino por cómo las contaba y decía, y por su capacidad de bajar a tu nivel. Soltaba un titular en cada frase. Con el paso del tiempo me ha impactado mucho más la entrevista”.
El periodista de El País considera que la honestidad debe ser el valor predominante en este género tan atractivo como necesario.