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La Vanguardia apuntala un nuevo mínimo en sus ventas sin abandonar la difusión en bloque

| 31 OCTUBRE 2016

Aunque hay un cierto consenso en vincular la caída en la difusión y ventas de los diarios impresos a la inversión en prensa, las razones por las que la primera magnitud se hunde a un ritmo más acelerado que la segunda siguen sin estar claras. De media, la difusión de los seis principales periódicos generalistas de España ha caído un 13,55% en el intervalo comprendido entre septiembre de 2015 y 2016. En cuanto a sus ventas, han descendido un 15% en el mismo periodo, según los últimos datos proporcionados por la Oficina para la Justificación de la Difusión (OJD).

Unas cifras que evidencian la progresiva pérdida de representación que tiene la prensa dentro del ecosistema mediático, la cual es cada vez menor. Prueba de ello es que, pese a lograr cerrar el 2015 como el tercer medio convencional en volumen de inversión publicitaria en España, lo más probable es que este año sea superado por Internet, de acuerdo con la tendencia dibujada por Infoadex en sus últimos informes.

Esta nueva caída generalizada está encabezada por La Vanguardia, que en proporción ha dejado de vender muchos más ejemplares que el resto de sus competidores nacionales. En concreto, la venta de ejemplares del diario que edita el Grupo Godó ha disminuido un 18,5%, un descenso similar al registrado por El Mundo (-18,1%), ABC (-18,1%) o El Periódico de Cataluña (-16,4%). El País (-13,9%) y La Razón (-5,1%) son los que mejor han sobrellevado la evolución negativa acaecida en el último año.

La Vanguardia fue el medio que más publicidad institucional recibió del consistorio de Barcelona: 3,5 millones de euros a través de 104 campañas publicitarias

No en vano, lo cierto es que el panorama no se dibuja tan desolador para La Vanguardia en términos absolutos, puesto que ha pasado de los 36.626 ejemplares vendidos en septiembre del año pasado a los 29.800 del actual, es decir, 6.826 menos. Su descenso es mucho menos acentuado que el contabilizado en las cuentas de El País (-18.705) y El Mundo (-15.372), pero mayor que el de La Razón (-3.142). Con todo, es la cabecera que menos dinero recauda en los quioscos.

Aún así, el periódico de Godó continúa siendo el segundo diario en mayor número de lectores con 107.429, por detrás de El País (174.014). Su difusión se sitúa ligeramente por encima de la de El Mundo (106.097 ejemplares) pero a una distancia considerable de la de su principal competidor, la cabecera del Grupo Zeta, que actualmente coloca 79.630 ejemplares diarios. Así pues, a los dos principales periódicos generalistas de Cataluña les separa una difusión de 27.799 ejemplares.

Sin embargo, la situación se invierte en lo que a ventas se refiere, toda vez que El Periódico de Cataluña vende 11.937 periódicos más que La Vanguardia. La diferencia se debe a la amplía presencia que tiene este último en las Administraciones Públicas, donde se reparte en bloque y por tanto su lectura no aporta ingresos a las cuentas del Grupo Godó. Esta situación no evita que La Vanguardia sea el negocio que más ingresos aporta a la compañía, que en 2015 fueron de 105,4 millones de euros, para un beneficio de 41.630 euros. Este resultado representaba la recuperación del buque insignia del grupo después de haber perdido 2,3 millones de euros en 2014.

La divergencia en las cifras de difusión entre los dos rotativos resulta más curiosa todavía teniendo en cuenta que sus compañías acapararon el 47% de la publicidad institucional realizada por el Ayuntamiento de Barcelona en 2015. Según datos difundidos por El Crític, el Grupo Godó recibió 4,2 millones de euros en este periodo, mientras que Zeta obtuvo 2,7 millones, lo que supone el 28,6% y 18,4% del total de la inversión, respectivamente.

En este sentido, La Vanguardia fue el medio que más publicidad institucional recibió del consistorio de Barcelona. Hasta 3,5 millones de euros a través de 104 campañas publicitarias. Por su parte, El Periódico ingresó 2,6 millones de euros en 87 campañas. Curiosamente, se da la circunstancia de que el riego de publicidad coincidió con la llegada de Ada Colau a la alcaldía, quien aseguró que pararía estas inyecciones.