Carlota Vázquez: La nueva trascendencia del salario emocional
En un mercado en el que predomina el entorno digital, donde cada vez hay más competencia y la inteligencia artificial empieza a hacer su aparición… Las piezas diferenciadoras en las compañías son, más que nunca, las personas.
En los últimos años se está produciendo un cambio de tendencia. Ahora son los candidatos quienes deciden en qué empresa quieren trabajar y no al revés. Un proceso de selección “mutuo” que nace de la necesidad de adaptar el trabajo a la vida personal. Los postulantes ya no sólo valoran las condiciones económicas, la posición o el trabajo que van a desempeñar. Ahora se evalúan variables como los principios éticos y morales de la compañía, las posibilidades de formación y crecimiento o la conciliación real. Atrás quedó la tendencia de ofrecer solo un salario bruto y cierto variable, las nuevas generaciones reclaman a gritos el llamado salario emocional.
Aunque varían dependiendo de la empresa, existen elementos que suelen ser comunes a la hora de repercutir en la calidad de vida de la plantilla y facilitar la conciliación con su vida personal:
- Beneficios sociales y salario flexible. Desde seguros médicos, coche de empresa o planes de jubilación, hasta cheques guardería o la posibilidad de contar con una propia en el centro de trabajo. También ayudas al transporte público, tickets restaurante, la existencia de un comedor o cantina en la oficina…
- Formación y desarrollo profesional. Es muy importante considerar la formación como una inversión y no como un gasto. Uno de los requisitos más demandados por los candidatos en la actualidad es la existencia de un plan formativo o un plan de carrera que les asegure crecer y desarrollarse dentro de la compañía. El upskilling y reskilling son tendencias que están al alza, al igual que las formaciones en idiomas, mindfulness, etc.
- Valores compartidos. Uno de los factores decisivos para que un aspirante decida trabajar en una compañía u otra, es que comparta con ella la misión y los valores. Esto es lo que a la larga conseguirá generar orgullo de pertenencia y un mayor compromiso por parte del empleado.
- Horario flexible y teletrabajo. Esta es, probablemente, una de las claves cuando hablamos de salario emocional. Después de lo que vivimos durante la crisis del Coronavirus, no es de extrañar que a las nuevas generaciones les causen rechazo las ofertas que implican un trabajo 100% presencial o que no ofrecen ningún tipo de flexibilidad.
- Comunicación y reconocimiento. Otro factor importante y que en ocasiones pasa desapercibido es la comunicación interna. Los empleados, cada vez más, exigen transparencia dentro de las comunicaciones de la empresa.
Derivado al peso del salario emocional y a la importancia que está adquiriendo el bienestar de los empleados, surge una nueva figura dentro del ámbito empresarial que está creciendo con fuerza: el Chief Happiness Officer o Jefe de la Felicidad. Inicialmente, solo existía en empresas multinacionales y tecnológicas, pero cada día es más habitual encontrarla en empresas de todos los tamaños y sectores. El trabajo de esta persona se centra en satisfacer y mejorar el bienestar de los empleados dentro de su puesto de trabajo y se ha demostrado que tiene un impacto directo tanto en su productividad como en su rendimiento. Como se desprende de diversos estudios, los empleados felices son más productivos.
«Surge una nueva figura dentro del ámbito empresarial que está creciendo con fuerza: el Chief Happiness Officer o Jefe de la Felicidad».
En definitiva, para poder captar, retener y gestionar al talento en un entorno tan cambiante como el actual, es indispensable ofrecer ventajas atractivas que vayan más allá de las económicas.
Nosotros acabamos de cumplir 30 años y podemos afirmar orgullosos que el principal secreto de nuestro éxito es el gran equipo humano con el que contamos. Nuestros Avanters son el fiel reflejo de la filosofía y los valores de AVANTE: transparencia, cercanía, confianza, honestidad, cariño… Y eso se transmite en el día a día de nuestra agencia.