Disney pierde el liderato en taquilla por primera vez desde 2015 y afronta un año de cambios
El recién terminado 2023 ha sido un año difícil para Disney en varios frentes y el de la taquilla en cines ha sido uno de los más notables: no ha culminado el ejercicio como el estudio más exitoso por primera vez desde 2015, superada por Universal; no ha colocado ninguna de sus películas entre las tres que más ingresos han generado; y tampoco ha conseguido que alguna de ellas superara la barrera de los 1.000 millones de dólares, algo que era habitual desde 2014 y que solo la pandemia interrumpió.
Todos esos hitos negativos se asientan sobre producciones que no obtuvieron el resultado previsto. Entre ellos, The Marvels, la película del universo Marvel con peor rendimiento en cines, o Elemental, el estreno más flojo de Pixar en 28 años. Tampoco funcionaron Indiana Jones y el dial del destino o la versión en acción real de La sirenita, que contribuyeron menos de lo esperado a una taquilla global de 4.827 millones de dólares, por debajo de los 4.907 totalizados por Universal. Disney atribuye el resultado parcialmente a que en 2023 lanzó siete películas menos que su competidor, 17 frente a 24, y puntualiza además que cuatro de los 10 mayores éxitos en salas de todo el mundo fueron suyos.
Sin embargo, esos datos pesan a la contra en la medida en que muchas de las películas estrenadas por el estudio contaban con presupuestos elevados, con frecuencia de entre 200 y 250 millones de dólares, lo que le obliga cada vez más a obtener grandes taquillas para no perder dinero. Fuentes del sector suelen hablar de múltiplos de entre 2,5 y 3 sobre lo invertido en la producción para determinar si lo facturado ha generado beneficios o pérdidas en esa ventana de exhibición, si bien después hay otras vías por las que las películas obtienen dinero.
Entre ellas está el pase en las plataformas de streaming propias, gracias a la atracción o retención de suscriptores con esos contenidos, y desde hace un tiempo la comercialización publicitaria asociada a su visualización. Pero también la licencia a entornos de terceros, tradicionalmente Netflix, que es una vía de ingresos que los grandes estudios han reactivado tras haber parado ese negocio de cara a no fortalecer la oferta del rival más importante del sector.
Bob Iger, consejero delegado de Disney, reconoció recientemente en un evento que el estudio se había centrado demasiado en producir cantidad y había descuidado la calidad. Asumió que algunas secuelas habían sido innecesarias, que otras películas tenían poco sentido y que en general la compañía había perdido el foco sobre el interés de las historias al introducir elementos controvertidos de guerras culturales contemporáneas sobre sexo o raza.
En ese contexto la compañía anunció en la presentación de sus resultados una reducción de inversión en contenido para este año, como parte del plan de reducción de costes aumentado recientemente en otros 2.000 millones de dólares para alcanzar un total de 7.500. El objetivo de esas medidas, que han incluido 7.000 despidos, es reducir la deuda mientras consigue que su negocio de streaming sea rentable a lo largo de 2024. Además, afronta el declive de sus propiedades televisivas tradicionales en plena reformulación del negocio del cable.