Prisa inaugura la etapa post Cebrián con la mitad de negocio que en 2011
Prisa da por inaugurado el «nuevo tiempo» que proclamó Manuel Mirat, su consejero delegado, en una carta enviada a los trabajadores del grupo a finales de febrero.
Etapa que comenzó con la destitución en octubre del año pasado de su histórico primer directivo, Juan Luis Cebrián, que ahora ha quedado despojado de todo cargo ejecutivo también en El País, donde hasta el momento ocupaba el cargo de presidente. Y es que el consejo de administración de la editora ha acordado otorgarle únicamente un puesto honorífico en la cabecera.
Decisión que se produjo después de la celebración ayer de la Junta General de Accionistas, que ha sido el escenario elegido para exponer las metas en esta segunda vida de la compañía. No son otras que la adaptación y desarrollo del entorno digital, la reducción de costes y la importancia estratégica de América Latina.
Para afrontar el horizonte que ahora se abre, la editora de El País ha tenido que atender previamente un sinfín de cuestiones pendientes, como eran la honda reestructuración del cuadro de mando o la refinanciación de su deuda, aligerada tras el éxito de la ampliación de capital por valor de 563 millones de euros.
Sin embargo, el nuevo equipo ejecutivo de Prisa tiene que hacer frente todavía a la herencia de su anterior presidente, Juan Luis Cebrián. Su gestión al frente del grupo de comunicación durante los últimos siete años propició unas pérdidas económicas superiores a los 3.800 millones de euros, además de una descapitalización en Bolsa de más de 3.500 millones.
En 2011 el grupo Prisa obtuvo una facturación de 2.724 millones de euros, frente a los 1.170 millones ingresados el año pasado, reflejando un recorte del 57%
Un descomunal iceberg en medio del mar que restringe enormemente el margen de maniobra de la compañía editora. No sólo por los 1.455 millones de euros de deuda que acumulaba al cierre del año pasado, sino porque la actividad de su negocio es a día de hoy menos de la mitad que hace siete años, cuando Cebrián asumió las funciones ejecutivas.
Según consta en el informe consolidado de cuentas del ejercicio 2011, el grupo Prisa obtuvo una facturación de 2.724 millones de euros, frente a los 1.170 millones ingresados el año pasado. Sin olvidar el largo y duro periodo de crisis que padecen los medios, en este tiempo la cifra de negocio se ha recortado un 57%.
Así, los ingresos procedentes de la venta de publicidad y patrocinios han descendido un 61%, pasando de 620 millones de euros en 2011 a 348 en 2017. Tiempo en el que esta vía se ha convertido en la segunda fuente de ingresos, solo por detrás de la educación.
El segmento de la educación, representado en Santillana, tampoco se libra de la poda sufrida por la compañía al calor de la crisis. Pese a haber mejorado en los últimos años, los 646,4 millones de euros generados el año pasado sigue representado 51 millones menos que a principios de esta década. Esto es, un recorte del 8%, si bien su aportación al negocio total del grupo se ha incrementado hasta el 55%.
Lógicamente, el deterioro más grande se localiza en la prensa diaria, sin posibilidad alguna de recuperación. En 2011 la venta de ejemplares de El País, As y Cinco Días reportaba 168 millones de euros a las arcas de su editora. El año pasado la unidad de periódicos y revistas contribuyó con 79 millones de euros a la actividad de la compañía, lo que evidencia una reducción del 63%.
De esta forma, el papel supone una aportación del 6,7% en el volumen de negocio de Prisa, tal y como se desglosa en el último informe económico. Por todo ello, los buenos deseos y propósitos expresados por el grupo de cara a esta nueva realidad deberán lidiarse con una manifiesta pérdida de actividad.