Rodrigo Simancas, director de Servicios al Cliente, Communication Planning y Analítica de Equmedia.

Rodrigo Simancas: Aprende de tus hijos

| 14 JUNIO 2021

Todavía estamos en aras de la finalización de la pandemia, pero muchos han mirado atrás y nos ofrecen una visión de cambio actitudinal y comportamental en la sociedad, especialmente en lo que se refiere a los niños y a sus padres en múltiples aspectos.

Preocupados por los efectos de los medios en los niños, Boston Children’s Hospital ha elaborado una Guía junto a Digital Wellness Lab para aconsejar a los padres sobre el uso digital basado en evidencias científicas por edad, más allá de meras opiniones.

La postura por parte de las diferentes instituciones y actores del mundo digital supone, inicialmente, aplaudir el beneficio que conlleva supone la conexión y la digitalización en el proceso de aprendizaje, la posibilidad de ampliar las relaciones a través de soluciones digitales o el desarrollo de aplicaciones que potencian las habilidades de los niños.

Según este estudio, el 35% de los padres consideran que lejos de dañar a sus hijos, las tecnologías les han ayudado durante la pandemia, en concreto, un 37% físicamente y un 42% mentalmente. Un 52% considera que les ha ayudado en sus logros académicos, un 50% que han ayudado en las relaciones familiares y un 56% considera que les ha ayudado a mantener sus amistades. De hecho, el 62% ha tenido una experiencia positiva con el aprendizaje a distancia, especialmente en el refuerzo de las matemáticas y la lectura.

Pero todos los efectos positivos de la digitalización son tamizados, en segundo paso, desde una necesaria labor de vigilancia sobre el uso de dispositivos, contenidos, tiempo dedicado y utilización adecuada de los mismos. Para ello, se insta a los padres a que paralelamente al control y vigilancia, se realice una labor pedagógica en tanto al uso del medio digital, el desarrollo de actividad física paralela, y evitar el encierro en casa provocado por un uso no adecuado de aquellos dispositivos que deben estar siempre en áreas comunes y de fácil vigilancia por parte de los adultos.

A los niños les resulta natural el contenido publicitario incorporado en su navegación. Les resulta más fácil discernir lo que es un spot, saltarlo y valorarlo. Pero cuando hablamos de contenidos desarrollados por influencers, branded content o integrados en la navegación permitida de sus padres en redes sociales, no distinguen fácilmente el contenido publicitario del que no lo es. De ahí la necesidad del seguimiento de los padres junto a sus hijos de los contenidos y la explicación de estos en edades tempranas para cuando sean mayores y el consumo digital sea individualizado. Así les será más fácil identificar qué contenidos no son adecuados, cuáles conllevan un mensaje comercial y, por supuesto, cómo deben utilizar las redes en el respeto a los demás evitando ser víctima o ejercer cyberbulling.

Es una tarea fundamental si consideramos los datos publicados en el último estudio de Qustodio 2020 donde se analizaba el consumo digital de niños de 4 a 15 años en España, USA y UK con más de 60.000 entrevistas. En el caso de los niños españoles, la principal app de consumo de video es YouTube con un 89% de penetración, seguido de Netflix con un 28% y Twitch con un 10%. Y lo más espectacular, el tiempo medio de consumo de YouTube alrededor de una hora diaria, llegando a los 75 minutos en los meses de marzo y abril de 2020. O el 47% de penetración de Instagram seguido del 38% de TikTok con medias de consumo de 72 y 60 minutos respectivamente, también en los meses de marzo y abril de 2020. Sin olvidarnos del tiempo dedicado a los juegos, el 42% juegan a Brawl Stars, seguido del 27% que lo dedica a Clash Royale, o la media de juego de 64 minutos a Roblox.

«Es necesario un discurso de marca coherente en cada una de las plataformas en las que se encuentran, una propuesta de contenido y valor en el que el niño se sienta protagonista ante una comunicación que le aporte y le permita jugar y participar».

Según el último estudio realizado por aiju para la AEFJ, un 82% de los niños de hasta 12 años juegan menos del tiempo recomendado en la calle previamente al confinamiento, dato del que temen su aumento durante la nueva situación a pesar del avance de la vacunación. Además, han incrementado un 55% su juego en videoconsolas con respecto al juego en pandemia, llegando incluso a la hora y media. Sin embargo, el tiempo en otros dispositivos no roba protagonismo a la Televisión como principal pantalla para el 71%, seguida de la tablet para el 70% y el móvil para el 64%. Esta tendencia cambia a partir de los 13 años con penetraciones superiores al 90% en el caso del móvil según el INE. La televisión lineal es consumida por el 90% y el 70% la consumen a la carta, repartiéndose el tiempo de consumo de un 58% dedicado a la TV lineal y un 42% a la carta a través de OTT’s y aplicaciones. Por último, dedican más tiempoa dispositivos, pero conectados con sus amigos, ya que un 81% realiza videollamadas y juega conectado.

Ante el crecimiento exponencial de consumo de contenidos en multidispositivo y la labor protectora y educadora de los padres hacia sus hijos, podríamos encontrarnos ante un entorno complicado desde el punto de vista publicitario: niños cada vez más preparados y críticos que serán los teens de pasado mañana. Pero, lejos de verlo como una dificultad, se debe tomar como una clara oportunidad en la que es necesaria la comprensión del uso combinado de pantallas a la hora de dirigirnos a ellos. Es necesario un discurso de marca coherente en cada una de las plataformas en las que se encuentran, una propuesta de contenido y valor en el que el niño se sienta protagonista ante una comunicación que le aporte y le permita jugar y participar. Por ejemplo un 40% de los niños que utilizan TikTok crean contenido en la red social (aiju). Una propuesta en la que se genere engagement a través del contacto responsable con la marca formando parte de sus intereses más allá de la mera exposición a un impacto con un spot. Y obviamente considerando siempre códigos responsables en los que los padres sientan reconocido el cuidado y protección del menor con la propuesta de actividades fuera del mundo digital y, ahora que es factible, la posibilidad de recuperar la calle.